La araña violinista, también conocida como reclusa chilena o araña de rincón, es una especie de araña que se caracteriza por su color marrón rojizo y una mancha oscura en forma de violín en su cuerpo. Su nombre se debe a que suele esconderse en grietas y rincones de difícil acceso, como detrás de cuadros, muebles o en cajas.
Además, este arácnido es característico por su tamaño, que aunque es variable, oscila entre uno y seis centímetros, así como por su característico color marrón claro u oscuro, aunque también puede varias según su hábitat.
Así, en cuanto a su cuerpo, es aplanado y ovalado, con seis ojos dispuestos en forma de media luna. Además, posee unas patas largas y delgadas, lo que le permite moverse con rapidez, así como un vello fino que cubre todo su cuerpo.
De esta manera, aunque no es común que ataquen a humanos, las arañas violinistas presentes en España, especialmente en las zonas mediterránea y Vizcaya, poseen un veneno que puede provocar graves lesiones cutáneas, como necrosis, en caso de picadura.
De hecho, el pasado mes de septiembre se produjo en nuestro país el primer caso de picadura por araña violinista, cuando afectó a un vecino de Santurtzi (Vizcaya) que sufrió necrosis tras ser picado en tres ocasiones.
El enrojecimiento, la hinchazón y el calor son síntomas comunes tras una picadura de araña violinista. No obstante, en los casos más graves, pueden aparecer complicaciones sistémicas como fiebre y náuseas.
Además, Aitor Albaina, profesor adjunto del Departamento de Zoología y Biología Celular Animal de la UPV/EHU, señaló en una entrevista a Europa Press que la ulceración y posterior necrosis son posibles complicaciones.
Por todo ello, en caso de sufrir una picadura se recomienda lavar la zona, aplicar hielo y acudir al médico, llevando si es posible una fotografía o el ejemplar de la araña para facilitar el diagnóstico y tratamiento.
