Hay un gesto que siempre repite Donald Trump en sus mítines: agita las caderas y levanta los puños al son de la música. El tema soul de los años 70 "Hold On, I'm Comin" de Sam & Dave se ha convertido en un himno del expresidente en sus mítines. El título juega con su promesa de que volverá a la Casa Blanca tras las elecciones del 5 de noviembre. La música, sin embargo, ha dejado de sonar en sus últimos actos de campaña. Los herederos del fallecido compositor Isaac Hayes se han opuesto a que Trump utilice su canción y han detectado 134 ocasiones en las que el expresidente la ha reproducido sin su permiso desde 2022.
Los abogados de la familia Hayes dieron a Trump un plazo hasta el 16 de agosto para pagar 3 millones de dólares en derechos de autor o si no se enfrentará a nuevas acciones legales. Una vez vencido el plazo y sin rastro de la cantidad solicitada, los herederos han presentado una demanda contra Trump, en la que también se añade el uso del himno en la convención nacional republicana de julio y a la de la Asociación Nacional del Rifle (NRA).
La semana pasada, en una medida poco habitual, el tribunal federal concedió una vista de urgencia para pronunciarse sobre una solicitud de medida cautelar presentada por Isaac Hayes III, hijo del ganador de un Grammy. De salir victoriosos, se trataría de la primera acción legal emprendida con éxito por un artista contra Trump por la utilización de su canciones como banda sonora de su campaña.
Hayes se une así a una larga y creciente lista de compositores y artistas descontentos por la utilización de su música por parte de Trump, preocupados por la posibilidad de que los votantes la interpreten como un apoyo político.
