Actor maratoniano -40 títulos en las alforjas– y muy dotado, atesora tantas pasiones como personajes ha sido. Cantante y músico solvente –lo demostró en su espectáculo «Una noche con Gabino»–, llegó a meterse a productor ejecutivo para publicar al guitarrista Nono García («Atún y chocolate», 2002). Colecciona fotografía –«de animales, mujeres y niños»– y cuenta entre sus más «maravillosas» experiencias el haber trabajado con el grupo teatral La Zaranda en «El desguace de las musas». Ahora recorre España con «La curva de la felicidad» –en Madrid hasta el 8 de septiembre, Teatro Quique San Francisco– y lleva fatal que hablen de él como de un desaparecido. Porque, sostiene, y es cierto, que nunca ha parado, por más que ahora haga menos cine. «El otro día alguien escribió “¿Qué fue de Gabino Diego?” y ese “fue” no me gusta, porque parece que ya no existes»…
¿Y qué «es» de Gabino Diego?
Gabino Diego lleva tres años viajando por toda España con «La curva de la felicidad». Desde hace 15 años me he dedicado más al teatro que al cine y lo estoy disfrutando mucho. Siempre quise ser un cómico de la legua.
Si David Trueba le ofreciera un «¿Qué fue de Gabino Diego?», como hizo con Jorge Sanz, ¿sería un regalo?
Sí, por supuesto. David escribió «Los peores años de nuestra vida» inspirado en Jorge y en mí, y ese es uno de los mejores guiones que se han escrito en mucho tiempo.
En «Los peores años…» Jorge Sanz, su «hermano», le levanta a su amada, Ariadna Gil. ¿Cómo ha llevado lo de no ser nunca el guapo de la peli?
Eso del rol de galán... En «Los peores…» yo era un antihéroe, pero también un galán, ja, ja, porque me besaba con Ariadna. Y luego hice «El amor perjudica seriamente la salud», donde era pareja de Penélope Cruz. Yo he sido un feo resultón y me he ido adaptando a unos papeles que me daban por mi físico. Y con el tiempo la gente me decía: «Oye, pues no eres tan feo», y yo les decía que es que en las películas me maquillaban para volverme más feo...
Eso era para haberles contestado: «Sí, sí, me cago en tu puta madre».
Ja, ja, ja. Eso es como cuando El Bigotes, el de la trama Gürtel, le dijo una vez a Wyoming: «Oye, Wyoming, de buen rollo: “Me cago en tu puta madre”», ja, ja. Pero de buen rollo, ¿eh? No, a mí eso me da igual. La belleza son muchas cosas y está en muchos sitios, no sólo en el físico.
Los 80 y, sobre todo, los 90 fueron sus años de fulgor. ¿Supo apreciarlo en el momento o esas cosas se valoran a toro pasado?
Se valoran a toro pasado. De pronto te das cuenta de que has tenido unos maestros de una enorme talla, tanto directores como actores, y que has estado en películas como «Amanece que no es poco», un clásico. Me siento un afortunado. No hice nada para conseguir eso, me vino dado. Aunque cada papel que he hecho está muy trabajado.
Debutó con Chávarri, aprendió de Fernán Gómez y Cuerda, triunfó con Saura, cruzó el Atlántico con Fernando Trueba... ¿Cuál ha sido su director de directores?
Con todos los que has mencionado he trabajado muy bien y los admiro mucho. Puedo presumir de haber trabajado con algunos de los más grandes directores españoles.
En todas las entrevistas que le hacen destacan lo «celoso» que es de su vida sentimental, pero se sabe que no ha perdido el tiempo.
He estado 15 años con una chica, y con la madre de mi hija no estuve mucho, tres años. Las mujeres han sido muy importantes en mi vida. He tenido muy buenas amigas y me he sentido más cómodo con ellas que con los hombres.
¿Su hija (actriz, 28 años) fue planificada con escuadra y cartabón o brotó de la pura pasión?
Brotó de la pura pasión. En esa época no había pagado aún mi casa y recuerdo que nos llegó el anuncio de Pizza Hut y mi ex dijo: «Esta niña viene con una pizza debajo del brazo», ja, ja, ja.
Es madrileño y su vida se ha desarrollado en España. ¿Se siente español?
Me siento muy español y muy orgulloso cuando ganan Nadal y Alcaraz. Somos unos cracks. El problema, como dice un amigo, es que no nos queremos. Pero cuando nos organizamos somos la leche.
Por cierto, ¿el sainete de la segunda «fuga» de Puigdemont da para peli?
¡No me metas en política…! Ja, ja. Vamos a ver. ¿Cómo van a detener a un tío que es el que le tiene que dar los votos al que gobierna?
Esta sección lleva por título «¿Tienes fuego?». ¿Usted lo tiene?
Tengo fuego cuando salgo a actuar. Y soy apasionado con lo que me gusta.