Transcurrido poco más de un año desde las elecciones generales de julio de 2023, la derecha pasa de 171 a 181/187 escaños. Siendo la mayoría absoluta de 176. La izquierda retrocede de 152 a 131/136 escaños. La mayoría Frankenstein (incluyendo a los independentistas tanto de izquierda como de derechas) baja de 178 a 159/166 diputados.
En número de votos la derecha crece de 11.3 a 12,0 millones de electores, mientras que la izquierda recorta sus votantes de 10.9 a 9.4 millones. Pierde 1.5 millones.
La derecha sumará ahora el 49,0% del votos, frente al 45.6% de julio de 2023. La izquierda bajaría ahora al 38.2%, cuando en 2023 obtuvo el 44,0% del voto. Esta caída de 5.8 puntos hace que pase de 152 a 131/136 diputados, perdiendo entre 16 y 21 escaños. Siendo Sumar la que pierde más escaños, que une a su bajón electoral la división en dos candidaturas, que le proporcionarían ahora entre 11 y 13 escaños, cuando en 2013 consiguió 31 actas de diputados.
Los resultados de esta encuesta están en línea con los de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2023 y europeas del pasado junio, que contrastan enormemente con los resultados de las generales de 2023.
De las cuatro candidaturas más votadas en julio de 2023, solo el PP crece, descendiendo Sumar, incluso con Podemos, el PSOE y VOX.
El PP se erige como el partido de Estado, concentrando votantes que le llegan desde la izquierda y la derecha, es el primer destino de votantes del PSOE, y también de VOX. Debilitando la pinza PSOE-VOX. También es la primera opción para los que no votaron en julio de 2023. Asimismo es el único partido que supera el 90% de votantes leales, concretamente el 91.3%. En claro contraste con tan solo el 76.7% del PSOE o el 68.9% de VOX. El PP se expande cual mancha de aceite por todo el centro político, reduciendo el espacio del principal partido de la izquierda (PSOE) y de la derecha más radical (Vox).
Vox pasa del 12.4% al 9.6%, la ley DHondt es implacable; pues pasa de 33 a 23/24 escaños. De los 3,1 millones de votos que recibió en las pasadas generales, conserva 2,1 millones de leales. El otro millón se ha ido mayoritariamente con el PP (345.000), Salf (338.000) y la abstención (198.000). Desde la fuga de los votantes extremistas a Salf, el electorado que le queda a Vox, es cada vez más similar ideológicamente al del PP, por lo que es lógico esperar que se acelere el proceso de asimilación del electorado de VOX por parte del PP, que ya comenzó en 2019, cuando Vox recibió 3.7 millones de votos, su máximo histórico. Desde entonces no ha hecho más que retroceder al transferir votantes al PP.
A la izquierda del PP se detecta la migración de 649.000 votantes de Sánchez del pasado verano, que deciden ahora pasarse al PP. Pero el PSOE no solo se debilita por este trasvase; otros 575.000 se unen a la abstención, 375.000 se van a Sumar y Podemos, y 222.000 se reparten entre otros partidos. Los socialistas únicamente conservan leales a seis de los 7,8 millones de votantes de las generales de 2023. Su resultado sería aún peor si no fuese, fundamentalmente, por los 867.000 votantes de Sumar que ahora votarían a Sánchez.
La coalición Sumar se fracciona, y no solo en Podemos y lo que queda de Sumar, también entre los que marchan al PSOE: Yolanda Díaz conserva leal a tan solo el 33.6% de los que le votaron en 2023. Otro 28.5% marcha al PSOE y el 25.3% a Podemos. Además registra el mayor porcentaje de abstención, pues el 9.1% ha decidido ahora no votar.
El actual PSOE se enfrenta a un dilema, reconocer la inviabilidad de la legislatura, anticipar las elecciones ahora para mantener un porcentaje de voto «honroso», similar al logrado por Alfredo Pérez Rubalcaba o enrocarse y provocar que la erosión electoral lo lleve a niveles de voto mucho más bajos.