Por la Península Ibérica, uno de los puestos más codiciados a lo largo de la historia, han pasado multitud de civilizaciones y pueblos mediterráneos: celtas, íberos, griegos, romanos, fenicios, cartagineses, musulmanes... Todas ellas han dejado su impronta en la cultura y la sociedad tan diversas de las que disfrutamos hoy en día, por no hablar de la riquísima gastronomía o la originalidad en el lenguaje.
Los romanos, el pueblo del que han derivado gran parte de las lenguas que actualmente se hablan en más de media Europa (portugués, italiano, rumano, etc.), estuvieron de paso por España durante más de siete siglos. El nombre de nuestra nación deriva del que le dieron ellos hace más de dos milenios, 'Hispania', y hay diversas teorías que han intentado descifrar su significado.
Una de las más conocidas, aunque existe un gran debate alrededor de ella, es la que sugiere que el término 'Hispania' fue tomado por los romanos del pueblo fenicio, que habían bautizado ya la Península Ibérica como 'I-span-ya', que vendría a significar algo así como 'tierra de conejos'. Según esta hipótesis, los fenicios habrían quedado sorprendidos por la cantidad supernumeraria de estos mamíferos que encontraron a su llegada, y llamaron así a nuestra tierra.
Sin embargo, este nombre de 'i-span-ya' no se refiere a 'tierra de conejos', sino a tierra de 'damanes', otra mamífero peludo que guarda cierta semejanza con el roedor, y que es muy común en algunos parajes africanos desde donde llegaron los fenicios. Aunque hoy casi ha desaparecido en la Península Ibérica, este curioso animal aún existe en nuestro país.
Este mamífero se asemeja bastante en apariencia a una marmota o una cobaya gigante, aunque realmente pertenece a la familia 'Procaviidae'. Guarda más parentesco incluso, curiosamente, con los elefantes. Aunque se los haya confundido con conejos o liebres tradicionalmente, no forman parte de los roedores, son una especie con costumbres muy distintas.
Al igual que los humanos, es un plantígrado, es decir, que apoya toda la planta del pie al caminar. Tiene toda la parte inferior del pie recubierta de unas esponjosas almohadillas, que funcionan como los 'pies de gato' de los escaladores profesionales, ayudándoles a agarrarse a las rocas y trepar con sorprendente facilidad. Habitan normalmente en peñascos y terrenos rocosos, y suelen tomar como refugio antiguas madrigueras abandonadas por otros animales.
Tienen las orejas grandes y puntiagudas, y la cola es casi inexistente en ellos. Viven en grupos de hasta 80 individuos, ya que utilizan la superioridad numérica para protegerse. Son completamente vegetarianos, se alimentan de hierbas, arbustos y frutos, aunque también pueden llegar a ingerir cortezas de árboles o pequeñas bayas. Viven entre 11 y 13 años, y se reproducen a gran velocidad, en camadas de entre uno y seis animales cada vez.
En inglés se les conoce como 'hyrax', y su nombre viene por una sustancia que algunas de estas especies de damán son capaces de producir, y que ha sido altamente cotizada a lo largo de la historia. Se trata del hyraceum, una mezcla pastosa de heces y orina que producen estos animales en grandes cantidades. Ha sido utilizada tradicionalmente para tratar la epilepsia, pero también en perfumería. Además, el polen que queda fácilmente atrapado en estos excrementos aporta información muy útil a los botánicos paleontólogos.
Como informaba ValenciaPlaza, en el 2023 nació una camada de tres pequeños damanes roqueros en cautividad, en el Bioparc de Valencia. Las crías nacieron tras la reproducción en cautividad de un macho y una hembra adultos que llevaban varios años bajo el cuidado de las instalaciones. Esta curiosa especie que le dio el nombre por equivocación a España es visitable en el Bioparc.