A Renfe no sólo le acosan los recientes problemas surgidos con sus nuevos trenes de alta velocidad S-106 de Talgo, los conocidos como Avril. En líneas generales, el material rodante de la compañía se encuentra en un estado que no es todo lo óptimo que la compañía desearía. Un dato ilustra bien la situación. Según reconoció ayer en la Cámara Alta el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, el 20% de los trenes de la flota de la operadora ferroviaria pública no están ahora mismo aptos para el servicio. Entre ellos se cuentan cuatro de los 22 Avril que Talgo le ha entregado hasta este momento.
El porcentaje de trenes fuera de servicio, según expertos del sector ferroviario, es bastante elevado. Pero es que la situación en general del parque móvil de Renfe dista de ser la mejor según lo expuesto ayer en el Senado, al que acudió para explicar el caos ferroviario vivido en las últimas semanas.
En un relato descarnado de la situación de los trenes de la compañía ferroviaria, el ministro de Transportes aseguró que gran parte de la flota actual ha sobrepasado el final de su vida útil de 30 o 40 años, lo que está produciendo «problemas de incremento del mantenimiento correctivo y dificultades para encontrar piezas de repuesto al no existir proveedores y por la obsolescencia de los componentes».
Debido a su envejecida situación, el ministro de Transportes aseguró que los trabajos de mantenimiento de estos trenes se vuelven complejos, «con ventanas de trabajo muy justas para las necesidades de efectuar numerosas actualizaciones técnicas para mantener los vehículos en condiciones óptimas».
El ministro reconoció que como consecuencia de la suma de antigüedad y crecientes dificultades para su mantenimiento, la fiabilidad del material rodante de Renfe «en general se encuentra por debajo de los objetivos marcados y con una tendencia a la baja en los últimos años, por lo que [los trenes] son más proclives a averiarse».
Puente aseguró que la situación es especialmente grave en el caso de los trenes de los servicios de Cercanías, los más usados. Una problemática que, añadió, agrava el escenario actual de altísima demanda provocada por la gratuidad de estos servicios. El ministro, además, añadió que las intervenciones en diversas infraestructuras que se están realizando «dificultan la entrada y la salida a los talleres» de los trenes averiados. «Estamos en la tormenta perfecta», aseguró.
La situación de falta de recursos en Cercanías ha sido denunciado por los sindicatos en los últimos meses de forma reiterada. Arturo Vega, responsable del sindicato CSIF en Renfe, declaraba a LA RAZÓN a finales de mayo que falta inversión «tanto en el mantenimiento preventivo como en el correctivo. Desde hace mucho, se ha reducido mucho el preventivo [destinado a detectar problemas que pueda haber en la red] que evita muchas pequeñas averías que, sumadas, provocan muchos retrasos».
Vega también aseguraba que falta dinero para material rodante, algo en lo que coinciden los maquinistas. «El mantenimiento de los trenes es en cierto modo deficiente, es lo más deteriorado», añadía Alejandro Martínez Treceño, secretario de Comunicación del sindicato Semaf.
Para solucionar el problema de obsolescencia de este material rodante, Transportes ha adquirido 309 nuevos trenes de Cercanías que Renfe comenzará a poner en las vías a partir de 2025. Algunos expertos, no obstante, creen que aunque es necesario renovar el material rodante cada cierto tiempo, la vida de los trenes se podría alargar si se destinase el dinero suficiente para estos menesteres.