La inflación intermensual de Argentina cayó en julio hasta el 4%. Se trata del mejor dato de toda la era Milei y, a su vez, de la menor tasa desde enero de 2022. Desde que el libertario llegara al poder, el ritmo de incremento de los precios se ha ido desacelerando ininterrumpidamente mes tras mes (con la salvedad de junio, cuando se incrementó unas décimas como consecuencia de la actualización de algunos precios regulados). El éxito de Milei a la hora de contener y controlar una inflación que estaba totalmente desbocada resulta incuestionable a estas alturas pero, desde luego, tampoco habría que caer en la autocomplacencia de cara al futuro.
En primer lugar, una tasa de inflación mensual del 4% sigue siendo altísima (equivale a una tasa de inflación anual del 60%). En segundo lugar, la expectativa para julio era que la inflación se redujera unas pocas décimas más (el ministro de economía había anunciado días antes que cerraría por debajo del 4%). Y en tercer lugar, porque la inflación subyacente de julio repuntó una décima con respecto a junio (del 3,7% al 3,8%). Es verdad, a este respecto, que julio fue un mes especialmente complicado porque el tipo de cambio entre el peso y el dólar se desestabilizó fuertemente hasta que el banco central adoptó medidas correctivas que han vuelto a anclarlo (al menos, de momento): por ello, un 4% de inflación tampoco es un dato tan malo como podría haber sido.
Sin embargo, a Milei todavía le queda una dura batalla por delante para conseguir estabilizar los precios y que la inflación mensual de Argentina se parezca a la de un país desarrollado. La inmensa mayoría de argentinos desconfían del peso por puro sentido común (es una moneda con la que se los ha estado robando impunemente durante décadas) y será complicado que vuelvan a demandarla como moneda de reserva. De ahí que probablemente hubiera sido mejor dolarizar la economía desde un principio y, por tanto, anclar la inflación del país al dólar. Milei prefirió no hacerlo, ya sea porque ha renunciado por entero a dolarizar o porque está postergando la transición a tener mayoría en el Congreso y a haber saneado las finanzas del Estado argentino. Sea como fuere, la lucha contra la inflación progresa adecuadamente en Argentina, pero todavía resta un largo camino por delante.