La sociedad catalana se está redibujando. Cada vez son más las entidades sociales constitucionalistas que ganan peso, se organizan para plantar cara al independentismo que impera en las instituciones y no se callan. No en vano, la independencia va perdiendo adeptos cada día que pasa: el 53% de los catalanes se muestra en contra de la independencia de Cataluña, mientras que solo el 40% está a favor, según el último Barómetro del CIS catalán. Si bien es cierto que el desembarco de un socialista, Salvador Illa, en este caso, en la Generalitat después de 14 años podría insuflar cierto optimismo entre los constitucionalistas, lo cierto es que el peaje pagado a ERC a cambio de su apoyo despierta recelos entre parte de la sociedad catalana.
Los jóvenes están protagonizando este resurgir, especialmente desde las universidades, lugar de pensamiento libre, que, no obstante, lleva años polarizado por sindicatos pancatalanistas y separatistas. LA RAZÓN toma el pulso a este segmento de la sociedad catalana que están en contra del dumping fiscal que podría provocar la financiación singular de Cataluña y de un pacto que, en definitiva, contribuye a crear ciudadanos de primera y de segunda. Santi, Andrea y Abel atienden a este medio y analizan el sainete protagonizado por Carles Puigdemont hace solo unos días y también el futuro de su comunidad.
Santi Acosta y Abel Sevilla son miembros de Estudiante Pel Canvi, asociación con representación en los órganos universitarios. Ninguno de los dos muestra su asombro tras lo acontecido hace unas semanas en las calles de Barcelona. «Matas a un ladrón que entró en tu casa a robar con una motosierra: seis años de cárcel. Das un golpe de Estado y huyes de la Justicia durante siete años. España es un Estado fallido y todo el Gobierno, empezando por Marlaska, debe dimitir hoy mismo», asegura Santi, sin esconder su enfado. En su opinión, «mientras los separatistas de ERC, Junts y del PSC viven en su burbuja, en su mundo paralelo, en su casta de políticos, los problemas reales de los catalanes siguen sin ser atendidos». Pone como ejemplo el deterioro del sistema de salud autonómico. «170.000 catalanes en lista de espera, un 4% más que el año pasado, 300 camas cerradas en Valle Hebrón por falta de profesionales», enumera.
En el ámbito educativo, Santi Acosta insiste en el mayor descenso en los resultados de las pruebas PISA, en todos los ámbitos, en comprensión lectora, matemáticas y ciencias de toda España. «En las universidades catalanas, muchos estudiantes de otras partes de España que desearían estudiar en Barcelona, no pueden hacerlo porque se les pide un nivel en lengua catalana. Esto lo que hace es desprestigiar a las universidades catalanas y la causa de ello es el separatismo sectario que desde hace años se ha implantado en estas instituciones», subraya.
[[QUOTE:PULL|||"Mientras los separatistas viven en su burbuja, los problemas reales no se atienden»|||Santi Acosta]]
Respecto al pacto entre el PSC y ERC, hace hincapié en que se confirma la debacle del partido socialista, «un partido separatista más», dice. «Han intercambiado las ‘llaves de la caja’ por las llaves de la Moncloa y del Palau de la Generalitat», describe con rotundidad. «Lo grave del pacto, y a la vez revelador, es que no hablan en ningún momento de las necesidades reales de los catalanes, ni de sus urgencias. Les importa un bledo el bienestar del pueblo», sentencia.
[[QUOTE:PULL|||«Heredamos unas instituciones corrompidas en las que prevalecen los intereses partidistas» |||Abel Sevilla]]
De la misma opinión es Abel Sevilla quien pone el acento sobre las consecuencias para la juventud de las cesiones de Illa. «Los jóvenes, que somos los más afectados por estas maniobras, estamos siendo testigos de cómo heredamos unas instituciones profundamente corrompidas, donde los intereses partidistas parecen prevalecer sobre el bienestar de la sociedad». En su opinión, la alianza entre el PSC, Junts y los Comunes deja «un mensaje devastador para la juventud: la corrupción y los actos de deslealtad institucional no solo se toleran, sino que se premian». Insiste en que estos acuerdos están «más enfocados en perpetuar el poder que en solucionar los problemas reales que enfrentamos».
[[QUOTE:PULL|||«El procés catalán se ha convertido en el ‘procés’ español. Hay que salir a la calle en toda España»|||Andrea Llapart]]
Otra de las voces contrarias a este pacto es la asociación patriota S’ha Acabat!, que nació a raíz del «procés» separatista catalán fruto del clima hostil y violento vivido en Cataluña. Unas de sus voces autorizadas, Andrea Llopart, es rotunda: «Con el pacto se da apoyo al separatismo». Añade que Sánchez consigue su objetivo: gobernar en una comunidad importante como Cataluña, aunque sea de la mano de quienes quieren romper el país. La joven es especialmente crítica con el pacto fiscal acordado con ERC. A su juicio, «busca la desigualdad entre españoles». Y en ese camino para que haya españoles de primera y de segunda considera que Illa es cómplice. «Intenta venderlo como un pacto que dará estabilidad y sabemos que no. Prueba de ello fue el regreso y huida de Puigdemont que ha tensado el ambiente». Esta asociación juvenil, de ámbito territorial catalán y con presencia en otras comunidades, también se fija en los pactos de los socialistas en el Congreso de los Diputados. Hay que recordar que Pedro Sánchez logró la investidura gracias a las cesiones a los independentisas, las más insólita: la Ley de Amnistía. Por ello, Llapart apunta que «tenemos a un Gobierno de la nación que está chantajeado y sobrevive cediendo al separatismo». En su opinión, «el ‘procés’ catalán se ha convertido en el ‘próces’ español». Ante este situación de agravio entre españoles, Llopart insiste en que «los constitucionalistas salgamos a la calle, no solo en Cataluña, sino en toda España».
