Dirección: Catherine Corsini. Intérpretes: Aissatou Diallo Sagna, Suzy Bemba, Esther Gohourou, Lomane de Dietrich. Francia, 2023, 106 min. Género: Drama.
Sobre la familia protagonista de “Regreso a Córcega” se cierne un trauma primigenio, que gravita sobre toda la trama. De hecho, la película es el relato de vuelta a esa herida que no se cerró, y que ahora, quince años después, pilla a una madre y sus dos hijas adolescentes, de ascendencia africana, en un periodo de cambio. De algún modo, las tres tienen que lidiar con un pasado, o que ocultan o que desconocen, y que determinará su nuevo lugar en el mundo. Así las cosas, el filme de Catherine Corsini bascula entre el melodrama doméstico y la denuncia social. Por un lado, la madre, niñera de una familia burguesa durante un verano en la isla de Córcega, carga con un duelo no exento de secretos; por otro, sus hijas se entregan a las turbulencias de la adolescencia con el espíritu rebelde de las que sufren un desarraigo que define sus problemas de identidad. Corsini sigue el trayecto de sus tres personajes femeninos por separado, subrayando las distintas maneras que cada una tiene de enfrentarse con una figura ausente (el padre fallecido, de raza blanca) mientras superan las diferencias de clase y los microrracismos que problematizan su presente. Sin embargo, como ya ocurría en “La fractura”, a Corsini le cuesta conciliar lo íntimo y lo social, quiere abarcar demasiados temas a la vez y acaba pasando de puntillas sobre ellos, a veces cayendo en un molesto moralismo (el retrato sesgado de las noches de alcohol y drogas), y pisando sobre terreno previsible cuando critica la condescendencia de los ricos. Nos quedamos, con todo, con un conmovedor romance lésbico ‘teenager’ abordado con sentido y sensibilidad, y admiramos el buen hacer de las actrices.
Lo mejor: el ejemplar trabajo de las actrices, que aportan verdad a su drama de rupturas y reencuentros.
Lo peor: es una película desordenada e indecisa, apunta a demasiadas dianas a la vez.
