Nicaragua y China inauguraron el jueves una ruta marítima comercial directa en el marco de la iniciativa de la Franja y la Ruta, que Managua calificó de "trascendental", con el fin de aprovechar los beneficios del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países que entró en vigor el pasado 1 de enero.
Es "un hecho trascendental, un día histórico para nuestro país", dijo en el acto de apertura Laureano Ortega Murillo, hijo del presidente nicaragüense Daniel Ortega y de la vicepresidenta Rosario Murillo.
La ruta comercial marítima fue inaugurada con un acto en el puerto de Corinto, el principal del Pacífico nicaragüense, a donde arribó el buque chino Sunny Fortune, procedente del puerto de Tianjin, en China. Ortega Murillo explicó que esa ruta operará con una frecuencia mensual de tres barcos, debido a la distancia entre ambos países.
Por su lado, el embajador chino en Managua, Chen Xi, dijo que la apertura de esa ruta marítima comercial promoverá y contribuirá "enormemente al comercio de Nicaragua con el mundo entero".
En el acto de apertura de esa ruta, transmitido por medios oficiales nicaragüenses, participaron por Nicaragua el ministro de Hacienda y Crédito Público, Bruno Gallardo; el ministro de Transporte e Infraestructura, general en retiro Óscar Mojica, entre otros funcionarios. Y por China, el embajador chino en Managua, Chen Xi, y empresarios del país asiático.
La apertura de esta nueva ruta marítima entre Tianjin y Corinto incluyó en su primer viaje la importación de 23 equipos y maquinarias que serán utilizadas para el proyecto de reconstrucción, ampliación y mejoramiento del aeropuerto internacional Punta Huete, ubicado a 58 kilómetros al noreste de Managua, y que según las autoridades estará listo en cuatro años.
La empresa china CAMC Engineering Co., Ltd estará a cargo de ese proyecto en Punta Huete, que fue la base militar más grande del país centroamericano durante el primer Gobierno sandinista (1979-1990).
Punta Huete, ubicado en el municipio de San Francisco Libre, fue construido por los sandinistas con el apoyo de la extinta Unión Soviética y Cuba, en la década de 1980 durante la guerra civil que se vivió en Nicaragua, para que pudieran aterrizar los aviones Mig-21, que nunca llegaron al país centroamericano.