Si bien, el toreo es un arte subjetivo, a veces la objetividad de los fríos números y datos puntuales sirven para dimensionar el legado de una figura histórica como la del llorado Paco Camino, cuyos triunfos resonaron en las plazas de toros de todo el mundo. Con una carrera que abarcó varias décadas y su huella fue profunda.
Nacido en Camas (Sevilla) el 14 de diciembre de 1940, Paco, hijo de Rafael Camino Vera, un modesno novillero que terminó siendo baderillero bajo el nombre "Rafaelillo de Camas", mostró desde joven una facilidad innata para el toreo. Su debut con picadores tuvo lugar el 17 de abril de 1958 en Valencia, y su alternativa se celebró el 17 de abril de 1960 en Valencia, siendo apadrinado por Jaime Ostos y con Mondeño como testigo, con el toro "Mandarín", de Urquijo, al que le cortó una oreja cuando Camino todavía no contaba 20 años.
El año de su alternativa toreó 81 corridas, de las cuales 61 fueron en España, 9 en Francia y 11 en América, un continente que marcó su carrera para siempre, pues allí siempre fue considerado un ídolo, sobre todo en Colombia, México y Venezuela. Pocos toreros europeos han tenido tanto peso al otro lado del Atlántico, pues prácticamente, una de cara cinco corridas que Camino toreó fueron en América (275 de 1.456).
El sevillano siempre fue un torero de plazas importantes y, en 1964, logró sumar 110 paseíllos, número superado en 1966, cuando toreó 113 corridas, consolidando su estatus de leyenda viviente.
Si bien, Paco Camino fue un torero constante en el éxito que nunca volvió al cara a ninguna plaza, llegó a interrumpir su carrera hasta en tres ocasiones antes de su adiós definitivo a los ruedos. El primero de ellos fue el 3 de junio de 1973, cuando toreaba en Barcelona y el toro "Curioso", de Atanasio Fernández, corneó mortalmente a Juaquín Camino, su hermano y banderillero. Hecho que lo marcó profundamente durante toda su vida. Sin embargo, su vocación torera lo llevó a reaparecer el 1 de enero de 1974 en Manizales (Colombia), donde alternó con Curro Rivera y Álvaro Laurín en la lidia de los santacolomeños toros de Las Mercedes.
Cuatro años más tarde, el 1 de abril de 1978, fracasó estrepitosamente en la Plaza México, tanto con los dos toros de su lote de Mimiahuapan como con el de regalo, pidiendo a su apoderado Manolo Chopera que le cortara la coleta al tiempo que le sonaban "Las Golondrinas" en la vuelta al ruedo de despedida. Volvería, no obstante, el 30 de mayo de 1980 en Jerez de la Frontera, con toros de Joaquín Buendía y los diestros Curro Romero y Emilio Muñoz en el cartel. Su segundo paseíllo del año un mes después, el 30 de junio, en Aranjuez, casi le cuesta la vida, pues un toro de Baltasar Ibán le corneó gravemente en el cuello. Pero retomó su carrera en 1981, hasta que, en el invierno del 82/83, dicidió poner fin a su carrera en activo en ruedos americanos.
No obstante, reaparecería puntualmente el 26 de septiembre de 1987 para dar la alternativa a su hijo Rafael Camino en Nîmes (Francia), día en que Litri (padre e hijo, que también tomó la alternativa) completaron el cartel. Aquel día solo lidió un toro de Jandilla al que le cortó una oreja. En total. en ruedos españoles, Camino toreó 1.049 tardes, en las que cortó 1.176 orejas y 126 rabos.
A lo largo de su carrera, Paco Camino compartió el ruedo con numerosos toreros de renombre. Su rivalidad y camaradería con figuras como Diego Puerta, con quien alternó en 260 tardes, y El Viti, con 184 tardes, son parte esencial de su legado. Sin embargo, por muy repetido que fuera el cartel, Camino nunca rehuyó alternar con los nombres de las más encopetadas figuras del momento. Por eso, tras Puerta y El Viti, los diestros con los que más toreó fueron El Cordobés (139 tardes), Antonio Ordóñez (128 tardes) y Paquirri (103 tardes) quienes, junto con Camino, definieron una épocada dorada en la tauromaquia.
Otros diestros españoles que copartieron cartel recurrentemente con Camino fueron Jaime Ostos (95 tardes), Ángel Teruel (82 tardes), Niño de la Capea (67 tardes), Dámaso González (54 tardes), José María Manzanares (50 tardes) o Mondeño y Miguel Marques, ambos con 48 tardes, solo subraya su estatura en el mundo del toreo. Pero también se midió con los toreros americanos más destacados: Manolo Martínez (72 tardes), Curro Girón (70 tardes), Pepe Cáceres (30 tardes) y Eloy Cavazos (25 tardes), entre otros. Su habilidad para adaptarse y destacar en cada faena, independientemente de los compañeros de cartel, lo convirtió en un torero excepcional y respetado por sus contemporáneos y aficionados por igual.
Las plazas donde Paco Camino mostró su arte son testimonio, tanto de su extensa y exitosa carrera, como de la categoría de la misma, pues siempre supo dar la cara en los cosos de mayor exigencia. Toreó 82 tardes en Barcelona, 52 en Madrid, 49 en Valencia, 42 en Bilbao y 38 en Málaga, pero su influencia se extendió mucho más allá de las fronteras españolas, pues antes que en su Sevilla (34 tardes), se prodigó en el colombiano ruedo de Cali (38 tardes). Lima (24 tardes), Querétaro (21), Bogotá (19), Caracas y San Cristóbal, cada una con 16 paseíllos, completan un puñado de sus ruedos americamos más pisados. Su capacidad para conquistar públicos diversos en plazas tan distintas es una muestra de su versatilidad y magnetismo como torero.
En cuanto a las ganaderías, Juan Pedro Domecq y Joaquín Buendía fueron algunas de las más lidiadas por Camino, con 160 y 145 toros respectivamente. Otros nombres importantes en su carrera incluyen a Torrestrella (114 toros), Antonio Pérez (98 toros) y Antonio Martínez Elizondo (69 toros). Estas ganaderías, conocidas por su exigencia y bravura, sirvieron como lienzo para que Paco Camino desplegara su arte y demostrara su dominio en el ruedo.
A lo largo de su carrera, Paco Camino concedió 31 alternativas, siendo Óscar Cruz en Cali (Colombia) la primera, y única concedida en América, en 1972, y su hijo Rafel Camino en Nîmes (Francia) la última en 1987. Entre sus ahijados, aparecen nombres tan relevantes como Amadeo dos Anjos en Salamanca en 1969, Paquirri en Barcelona en 1966, Niño de la Capea en Bilbao en 1972, Luis Francisco Esplá en Zaragoza en 1976, Pepín Jiménez el Murcia en 1981 y El Soro en Valencia en 1982, entre otros. Estas ceremonias no solo representan un paso crucial en la carrera de los nuevos toreros, sino que también subrayan la influencia y el respeto que Camino tenía en el mundo taurino.
Además, confirmó 6 alternativas en la prestigiosa plaza de Las Ventas en Madrid, siendo la primera a Raúl García en 1966 y la última a Sebastián Cortés en 1976. Entre las confirmaciones, destacan también las de Paquirri en 1967 y El Macareno en 1969.
Más allá de los números y los nombres, a lo largo de su carrera, fue su capacidad para combinar valor y arte, la profunda comprensión de la lidia, su estilo elegante y su técnica depurada lo que lo convirtieron en un referente ineludible y modelo de inspiración para generaciones futuras. Es cierto que puntualmente se recuerda su habilidad y pureza pra ejecutar el volapié, o la sinceridad de sus naturales, así como la plasticidad de sus chicuelinas, pero el sevillano fue, en definitiva, un torero completo, de gran expresión y capacidad de entrega puestas al servicio de su inteligencia.