El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se ha convertido este viernes en el último mandatario internacional en cruzar la entrada de Mar-a-Lago, la lujosa mansión de Donald Trump en Florida. Unas semanas antes que él lo hizo el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, embarcado en una «misión de paz» para Ucrania –de la que la Unión Europea no tardó en desmarcarse– que le llevó a visitar Kyiv, Moscú y Pekín antes de acudir a la residencia privada del expresidente de Estados Unidos al margen de la cumbre de la OTAN, celebrada en Washington.
Netanyahu, de visita oficial en la capital estadounidense para dirigirse a una sesión conjunta del Congreso y reunirse en la Casa Blanca con Joe Biden y su vicepresidenta y sucesora Kamala Harris, se presentó en Mar-a-Lago en compañía de su esposa Sara. En los aledaños de la residencia, en Palm Beach, se concentraba un grupo de manifestantes propalestinos para mostrar su rechazo a la figura de Netanyahu, señalado como un criminal de guerra por la ofensiva israelí en Gaza, que se ha cobrado la vida de casi 40.000 personas, según las autoridades locales.
El candidato republicano recibió a la pareja con un afectuoso «pasen, pasen», a lo que la esposa de Netanyahu respondió con un «te hemos echado de menos». Sin embargo, la relación entre Trump y Netanyahu no acabó de la mejor de las maneras. El expresidente no encajó bien el reconocimiento del primer ministro israelí de la victoria en las urnas de Biden en las presidenciales de 2020.
Meses antes, cuando un ataque con dron estadounidense en Bagdad acabó con la vida del general de la Guardia Revolucionaria iraní, Qasem Soleimani, las fricciones afloraron por primera vez entre ambos líderes, que hasta entonces habían demostrado una buena sintonía. Trump tampoco vio con buenos ojos que Netanyahu rechazara participar en esa operación arriesgada. Por eso, después del 7 de octubre y el inicio de la operación israelí en Gaza, el republicano se ha mostrado especialmente crítico con las decisiones que ha ido tomando Netanyahu.
El jueves, Trump declaró en una entrevista en Fox News que el Gobierno israelí debe poner fin a la guerra en Gaza «y hacerlo rápidamente», y apuntó que Israel «no es muy bueno en relaciones públicas». En su discurso del miércoles en el Capitolio, Netanyahu prometió que Israel lucharía hasta eliminar a Hamás. No dijo lo que muchos israelíes, especialmente los familiares de los rehenes en Gaza, querían oír: que cerraría un acuerdo de alto el fuego con el grupo islamista palestino para poner fin a la guerra y recuperar a los secuestrados. Pero recibió varias ovaciones cerradas de la bancada republicana.