En sus casi cuatro años de mandato, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, solo ha dado cuatro discursos a la nación, una práctica que tanto ha gustado a sus predecesores. Dos de ellos han sido en los últimos días, acosado por la presión en torno a si estaba preparado mental y físicamente para presentarse a la reelección.
El que pronunció desde el Despacho Oval en la madrugada de este jueves en España es posiblemente, por su significado, el más importante de todos. En él, Biden marca las prioridades de los seis meses de mandato que le quedan por cumplir y justifica su marcha porque, ni más ni menos, está haciendo un servicio a la democracia.
Estas son algunas de las claves para entender su discurso, de tan solo 11 minutos de duración y que fue retransmitido en directo por las principales cadenas de televisión:
El presidente se impuso tres tareas fundamentales antes de dejar el cargo, a cada cual más ambicioso: resolver la crisis de Gaza con, entre otras cosas, el regreso de los secuestrados; garantizar el apoyo a Ucrania ante la invasión rusa y "defender la democracia" ante una posible victoria de Donald Trump.
Ninguna de las tres afirmaciones, realizadas con la escasa vehemencia y la energía que le permiten su aparente aspecto aletargado ante las cámaras, no son nada inesperado. Tampoco su apoyo sin fisuras a su virtual sucesora, Kamala Harris, a quien como se esperaba elogió ante sus conciudadanos.
Pero quizás más llamativas fueron las ausencias de su breve discurso.
En la breve alocuación no hubo mención alguna a los dos motivos fundamentales de su no deseada marcha. Uno de ellos fue su rival, Donald Trump, a quien los asesores de Biden prefirieron ignorar en la redacción de su discurso, quizás para no regalarle el premio de anotarse el tanto.
La estrategia es evidente: Biden se va, pero no le echa Trump. El aspirante republicano estuvo presente, en la sombra, durante el discurso, pero no fue mencionado explícitamente.
Trump, sin embargo, respondió solo unos minutos después de que terminara el discurso. En un mensaje en su red social Truth Social, consideró que "¡El discurso del corrupto Joe Biden desde el Despacho Oval apenas se entendía y fue taaaan malo!".
La segunda gran omisión de Biden fue la del motivo de su marcha: su cada vez más deteriortado estado de salud. El presidente no justificó su pobre desempeño en el debate electoral con Trump que lo precipitó todo, ni hizo alusión alguna a informes médicos.
Y el tercer olvido consciente del presidente: se va por Trump, por su salud... y porque en su partido han querido que se vaya. En su alocuación no hubo mención alguna a las presiones de las últimas semanas de decenas de miembros del Congreso y personalidades de su partido para que pusiera fin a su campaña presidencial tras una nefasta actuación en el debate contra Trump del 27 de junio.
Dentro del Despacho Oval, el mandatario estuvo acompañado de varios miembros de su familia, incluida la primera dama, Jill Biden, y su hijo Hunter, quien en las últimas semanas ha sido uno de los mayores apoyos de su padre y esta noche le observaba atento mientras leía el discurso de un teleprompter.
Una vez que Biden acabó el discurso, los familiares y asesores de Biden que estaban en el Despacho Oval estallaron en aplausos y los pocos periodistas que estaban dentro tuvieron que salir apresuradamente, informa Efe.
Sin la presencia de la prensa, Biden salió a la Rosaleda de la Casa Blanca para conversar con los empleados del equipo presidencial que se había congregado para ver su intervención. Mientras se servía helado, destacó la importancia de que Harris fuera elegida en noviembre, según informó a CNN una fuente presente.
El discurso de Biden tuvo un carácter histórico, ya que nunca antes un aspirante presidencial se había retirado de la carrera tan cerca de las elecciones. El precedente más cercano se remonta a marzo de 1968, cuando el presidente Lyndon Johnson (1963-1969) anunció que no optaría a la reelección, pero lo hizo al inicio de las primarias del partido.