Para muchos, la llegada del verano es un sinónimo perfecto de piscina. Muchas personas, en cuanto comienzan las altas temperaturas, como las que se están dando este año con las olas de calor sucesivas, se 'ponen a remojo' así tienen la más mínima oportunidad.
Ya sea en una piscina pública, privada o particular, es fundamental para la salud el mantener este espacio limpio y libre de infecciones. Con el paso del tiempo, el agua puede acumular hojas que caen de los árboles, sedimentos, grasa corporal, restos de lociones o cremas solares, trazas de piel muerta, etc. En definitiva, que si no se interviene muy regularmente, las piscinas se pueden convertir en un foco insalubre de bacterias.
Los encargados de la limpieza de piscinas utilizan multitud de productos químicos para eliminar toda posible sustancia infecciosa o contaminante que pueda aparecer en el agua, además de otros métodos físicos para que el espacio tenga las condiciones óptimas de higiene. Y es que no solo cientos de personas tocan el agua.
Al estar la mayoría de piscinas de verano al aire libre, se corre el riesgo de que el agua sea contaminada por factores externos, como hojas, papeles o restos de basura livianos que mueve el viento o incluso pobres insectos que, movidos por el aire, caen sin querer en la superficie del agua y se quedan atrapados para siempre.
Hasta que el encargado de la piscina acerca la red e elimina los deshechos que hay en el agua, es bastante común ver avispas ahogadas o medio moribundas flotando sobre la superficie. Especialmente si la piscina está abarrotada o si se está distraído, podría llegar a darse el improbable caso de ingerir sin querer alguna de estos objetos flotantes.
Si mientras uno nada pacíficamente o simplemente se da un chapuzón se traga involuntariamente una avispa, lo más probable es que esto no le cause ningún problema, aunque no siempre estaría fuera de peligro.
Existe un mito que dice que los humanos aspiramos por la boca, de media, entre cuatro y ocho arañas al año mientras dormimos, pero este dato no ha salido avalado por ningún estudio científico, es una historieta. Sin embargo, sí que es posible tragarse una avispa mientras nadamos apaciblemente en una piscina, por lo que es necesario saber actuar al respecto con rapidez.
La mayoría de avispas e insectos que flotan sobre el agua ya están muertos por ahogamiento, moribundos o terriblemente aturdidos. Es decir, que muchos ya llegarán muertos al estómago y no deberían causar ningún problema. En el caso de que se ingiera una avispa que siga con vida, lo ácidos del estómago son muy fuertes, y se encargarán de acabar definitivamente con ella.
Y en el improbable caso dentro de todas las casualidades que se tienen que dar en fila para que una avispa llegue a nuestro estómago y sobreviva, si nos pica las paredes estomacales podría causar algo de dolor. Los tejidos internos del estómago son resistentes, pero ante la más mínima sospecha de peligro o si se sabe que uno es alérgico a las picaduras de avispa, se debe acudir inmediatamente a urgencias o avisar a un profesional de la salud que administre el tratamiento correspondiente.
Es fundamental estar bien informado sobre cómo manejar estas situaciones para evitar complicaciones innecesarias. Aquí hay algunas pautas sobre lo que no debes hacer si te pica una avispa:
Recuerda, si experimentas una reacción alérgica grave, dificultad para respirar, hinchazón generalizada o síntomas preocupantes después de una picadura, busca atención médica de inmediato. Siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud para obtener un tratamiento adecuado en caso de picaduras graves o complicadas