El viceprimer ministro de Polonia, Władysław Kosiniak-Kamysz, aseguró este miércoles que Ucrania no puede ser admitida en la Unión Europea hasta que Varsovia y Kyiv resuelvan la cuestión de la masacre de Volinia, un contencioso histórico que enfrenta a ambos países desde hace décadas.
Kosiniak-Kamysz, que es también ministro de Defensa, enfatizó en la cadena de televisión PolSat que «no habrá fronteras abiertas ni intercambio comercial al nivel actual [con Ucrania] si no se resuelve la cuestión de Volinia», y añadió que, aunque Polonia «quiere que Ucrania se desarrolle, no puede dejar desatendida una herida que no ha cicatrizado».
«Permítanme decirlo claramente: Ucrania no se unirá a la Unión Europea si la cuestión de Volinia no se resuelve», zanjó el viceprimer ministro, que no dudó en calificar los acontecimientos de Volinia de «genocidio» que debe ser «resuelto», sin especificar cómo.
La «masacre de Volinia», como es conocida en Polonia, se refiere a la ejecución de unos 120.000 civiles a manos de los nacionalistas ucranianos en la región histórica de Galicia (actualmente parte de Ucrania), entre 1943 y 1945, en [[LINK:TAG|||tag|||6336135059a61a391e0a0a8d|||el contexto de la Segunda Guerra Mundial]]. Se trata de un episodio histórico que ha enfrentado a Polonia y a Ucrania desde hace décadas y aún enturbia las relaciones bilaterales entre ambos países, que mantienen visiones opuestas sobre las causas y responsabilidades de los hechos.
Hace pocos días, con ocasión del 11 de julio, declarado por el Parlamento polaco día nacional en memoria de las víctimas de Volinia, se inauguró en Domostawa un monumento que muestra a niños polacos ensartados por un tridente, símbolo nacional de Ucrania, junto a los nombres de las poblaciones donde tuvo lugar la matanza.
Ese mismo día, el presidente polaco, Andrzej Duda, ordenó proyectar en la fachada del palacio presidencial el nombre de Volinia e hizo público un mensaje en el que decía que «el futuro debe construirse sobre la verdad». El jefe de Estado recalcó que «los polacos siempre exigiremos una conmemoración digna (...) y que se realicen las exhumaciones necesarias».
En 2022, el Gobierno de Kyiv alcanzó un acuerdo para dar permiso a los polacos para reiniciar la exhumación de cuerpos en fosas comunes de la Segunda Guerra Mundial en el oeste de Ucrania, pero debido a la guerra rusa no se ha podido retomar el proyecto.