Estamos en la cuenta atrás para el comienzo de los Juegos Olímpicos de 2024. La ciudad de París ya calienta motores para volcarse de lleno en unas semanas multiculturales, deportivas y de festejo.
En esta ocasión, y rompiendo con la historia, la ceremonia de apertura se celebrará repleta de sorpresas: por primera vez en la historia no tendrá lugar en un estadio, sino que París 2024 "está abriendo nuevos caminos en la competición deportiva al sacar el deporte a la ciudad, y lo mismo ocurrirá con esta ceremonia, que se celebrará en el corazón de la ciudad, a lo largo de su arteria principal, el Sena", apuntan desde la organización. Un arranque a orillas del icónico río, convirtiendo la ciudad de París en una especie de teatro, en una suerte de estadio gigante donde se disfrutarán de nuevas iniciativas, pero donde también se rendirán culto a las grandes tradiciones.
Los Juegos Olímpicos evolucionan, pero también traen consigo años de historia, tanto en su desarrollo como en su propia simbología. Ejemplo de ello son sus icónicos cinco anillos, logotipo oficial de este campeonato, y que cuenta con su propio significado.
Cada edición de los Juegos Olímpicos cuenta con su propia simbología. En el caso de París, han utilizado el rostro de una mujer, apelando a la icónica Marianne, para funcionar como logotipo del campeonato. Pero junto a estas innovaciones artísticas nunca faltan los cinco anillos. ¿Qué son? ¿Cuál es su origen? ¿Tienen algún significado en especial? Los anillos o aros olímpicos están compuestos por cinco aros de colores, entrelazados y dispuestos en dos filas, tres arriba y dos abajo. Su significado se resume en que cada uno de estos anillos representa uno de los cinco continentes principales del mundo, contando la Antártida y América como uno solo.
Esta identificación de cada aro con un continente es una explicación actual, pero no original. Fue el Comité Olímpico Internacional (COI) el que reinstituyó los significados siguientes: el anillo azul representa a Oceanía, continente rodeado de mares y océanos; el negro a África, por sus gentes; el rojo a América, pues en la mayoría de sus banderas aparece este color, y recuerda a los indígenas; el amarillo a Asia, por sus desiertos y por ser el lado de donde sale el sol; y el verde a Europa, por ser el continente de mayor diversidad de montes y bosques. Su apariencia entrelazada es símbolo de unión, de mezcla de culturas y procedencias, de comunicación entre culturas y su celebración a través del deporte.
Fue en 1920, durante los Juegos Olímpicos de Amberes, la primera vez que se utilizaron estos anillos de forma oficial. Los creó Pierre de Coubertin, barón, historiador y fundador de los Juegos Olímpicos modernos, así como del Pentatlón.
En agosto de 1913, y durante la celebración de un congreso en París de los Juegos, mostró un boceto, que con el tiempo se convertiría en uno de los iconos más reconocibles a nivel mundial. Con esto, su uso se dilató en el tiempo debido, principalmente, a la Primera Guerra Mundial. Pero Coubertin no relacionó originalmente los colores con las características mencionadas y como actualmente se utiliza, sino que escogió los colores que predominaban en la mayoría de banderas de los principales países competidores: "Representan a todas las naciones sin excepción. El azul y el amarillo de Suecia; el azul y el blanco de Grecia, los tricolores de Francia, Inglaterra y Estados Unidos de América, Alemania, Bélgica, Italia, Hungría, el amarillo y el rojo de España junto a las nuevas banderas de Brasil, Australia y a las del antiguo Japón y la joven China. He aquí un emblema verdaderamente internacional", explicó en el citado congreso.