Descubre toda la información sobre el santo de hoy, miércoles 17 de julio 2024. El santoral de la Iglesia Católica y su historia en La Razón
El santoral católico es una lista que recoge los nombres de los santos y beatos reconocidos oficialmente por la Iglesia Católica y los asigna a una fecha específica en el calendario. En total, el santoral incluye alrededor de 7.000 personajes insignes. Los santos son hombres y mujeres que han dejado una huella en la historia del cristianismo, destacándose por su sacrificio y su vínculo especial con lo espiritual. Los beatos, por otro lado, están en camino hacia la canonización, es decir, en proceso de ser reconocidos como santos.
Estos son los santos que se celebran hoy miércoles 17 de julio:
En la opulenta Roma del siglo IV, nació San Alejo, hijo de Eufemiano y Aglae, nobles patricios romanos. Desde temprana edad, Alejo se distinguió por su piedad y generosidad, mostrando un profundo desinterés por las riquezas y lujos que rodeaban su vida.
En la víspera de su boda concertada con una mujer virtuosa, Alejo experimentó una epifanía que lo impulsó a renunciar a su vida de comodidades y privilegios. Convenció a su esposa de consagrarse juntos a la vida religiosa, y en la noche de bodas, ambos huyeron de Roma.
Alejo emprendió un largo peregrinaje, primero a Edesa, en Mesopotamia, donde vivió como mendigo durante 17 años, dedicándose a la oración y la penitencia. Luego, regresó a Roma, sin ser reconocido por su familia ni amigos, y vivió como un indigente bajo la escalera de la casa paterna durante otros 17 años, soportando humillaciones y privaciones con admirable paciencia.
Al morir, Alejo dejó un escrito revelando su verdadera identidad y la razón de su peculiar vida. Su familia, conmovida y arrepentida por no haberlo reconocido, lo veneró como un santo.
La historia de San Alejo Mendigo nos invita a reflexionar sobre la verdadera riqueza del ser humano, que reside en la fe, la humildad y la caridad. Su vida ejemplifica la renuncia a los placeres mundanos en pos de una vida consagrada a Dios y al servicio al prójimo.
San Alejo Mendigo es venerado como santo por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Su festividad se celebra hoy 17 de julio. Se le considera patrón de los mendigos, los peregrinos y las personas que buscan la vida eterna.
La historia de San Alejo Mendigo ha inspirado a creyentes de todo el mundo durante siglos. Su vida nos recuerda que la verdadera felicidad no se encuentra en las posesiones materiales, sino en la fe, la humildad y la caridad.
Santa Marcelina de Milán, nacida en Roma alrededor del año 330 d.C., fue la hermana mayor de San Ambrosio, uno de los Padres de la Iglesia más importantes del siglo IV.
Desde temprana edad, Marcelina mostró una profunda inclinación hacia la vida religiosa. Recibió el velo de la virginidad consagrada de manos del Papa Liberio en el año 353 d.C., dedicando su vida a la oración, la penitencia y las obras de caridad.
Marcelina se convirtió en un referente de la vida consagrada en Milán. Su austeridad, su entrega a la oración y su compromiso con la castidad la convirtieron en un ejemplo a seguir para muchas mujeres que buscaban una vida de profunda espiritualidad.
La relación entre Marcelina y su hermano Ambrosio fue profunda y significativa. Ambos se apoyaban mutuamente en su camino espiritual, y Marcelina jugó un papel importante en la conversión de Ambrosio al cristianismo.
Marcelina era una confidente de su hermano, brindándole apoyo y consejo en momentos difíciles. A menudo visitaba a Ambrosio en Milán, donde discutían sobre temas espirituales y la vida de la Iglesia.
Santa Marcelina falleció en Milán en el año 397 d.C., poco después de su hermano Ambrosio. Fue enterrada en la cripta bajo el altar de la Basílica de San Ambrosio en Milán.
Santa Marcelina es venerada como santa por la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Su festividad se celebra el 17 de julio.
La vida de Santa Marcelina de Milán nos ofrece un modelo de fe profunda, virtud ejemplar y compromiso con la vida consagrada. Su ejemplo nos inspira a buscar la santidad en nuestra propia vida, dedicándonos a la oración, la penitencia y las obras de caridad.
