El pan parecerá recién horneado incluso días después de haberlo comprado
Con la llegada del calor hay que prestar especial atención a la conservación de alimentos, algunos puedes estropearse y otros pueden perder parte de su aspecto, forma o consistencia. El pan, uno de los alimento básicos de la dieta mediterránea, es uno de esos que hay que tratar con cariño cuando las temperaturas ascienden si queremos mantener sus condiciones más tiempo.
Existe una percepción común de que los panes actuales no se mantienen frescos tanto tiempo como los de antes. Esto se atribuye a los nuevos tipos de harina, las fermentaciones más rápidas y el uso de hornos eléctricos, factores que afectan la calidad del pan y que hacen que se endurezca más rápidamente.
Para prolongar la frescura del pan, es recomendable conservarlo a temperatura ambiente, en un lugar seco y protegido del sol. Guardarlo en una bolsa de papel o tela, o en una caja de madera, es ideal, ya que estos materiales permiten que el pan respire y mantenga su humedad. Esto ayuda a que el pan se mantenga fresco por más tiempo. En cambio, el uso de plástico no es aconsejable. Además de ser menos ecológico, el plástico hace que el pan se reblandezca y adquiera una textura 'chicle'.
Por otro lado, meter el pan en la nevera no es una buena opción, ni para las barras, hogazas ni panes de molde. Aunque el frío puede prolongar la vida del pan, también altera su textura, haciéndolo más seco.
El congelador es una alternativa mucho mejor para conservar el pan. Para congelarlo adecuadamente, es recomendable cortarlo en porciones cómodas o en rebanadas y almacenarlas en un recipiente hermético. De esta manera, se puede sacar solo la cantidad necesaria sin tener que descongelar toda la barra.
Es importante considerar los tiempos de descongelación. Las rebanadas obviamente se descongelan más rápido. La mejor manera de descongelar el pan es sacarlo del congelador y pasarlo a la nevera durante unas tres horas, para luego dejarlo a temperatura ambiente. No se recomienda usar el microondas, ya que puede hacer que el pan quede tan duro como si estuviera reseco.
Finalmente, hay formas de recalentar el pan para que parezca recién horneado. Tanto para el pan que tiene unos días como para el pan descongelado, una breve pasada por el horno es una excelente opción.
Para hacerlo bien, el pan debe calentarse durante un máximo de cinco minutos. Antes, se puede rociar el pan con un pulverizador de agua o cubrirlo con un paño húmedo y meterlo en el horno ya precalentado, lo que le permitirá tomar temperatura sin perder mucha humedad.
Otro truco para conservar la textura crujiente y rehidratar el pan es colocar dentro de la bolsa una rama de apio o un trozo de patata. Una vez dentro de la bolsa, es mejor guardarla en un lugar fresco, seco, a temperatura ambiente y alejado de los rayos del sol.
