La Policía Federal de Brasil sostiene que Jair Bolsonaro malversó joyas por valor de 6,8 millones de reales brasileños (más de 1 millón de euros) durante su presidencia. El informe, redactado por los agentes y difundido a principios de esta semana por el Tribunal Supremo, acredita la existencia de una «asociación delictiva para la malversación de regalos de alto valor» que Bolsonaro recibió en calidad de jefe de Estado, aprovechando su posición de poder para lucrarse a título personal.
Las joyas incluían relojes Rolex y Patek Phillipe con incrustaciones de diamantes, un collar, anillos y gemelos, entre otros artículos. Algunos de los regalos fueron entregados a miembros del Gabinete que actuaban en nombre de Bolsonaro durante sus desplazamientos internacionales. El ministro de Energía bolsonarista, Bento Albuquerque, recibió, por ejemplo, joyas masculinas de oro rosa de la marca Chopard por parte del Gobierno saudí.
En términos generales, los participantes de dicho esquema usaban dos estratagemas para desviar los regalos oficiales en función de si su recepción había sido registrada formalmente, según el citado informe. Así, los que no habían sido registrados eran sustraídos directamente por el expresidente sin pasar por la evaluación del Gabinete Adjunto de Documentación Histórica, un ente de la presidencia controlado por un asesor de Bolsonaro.
El exmandatario fue acusado la semana pasada junto a otras 10 personas de malversación de fondos, lavado de activos y asociación criminal en relación con las joyas de lujo procedentes de Arabia Saudí. Entre los imputados figuran dos abogados de Bolsonaro, un general retirado del Ejército y el exministro Albuquerque. El fiscal general de Brasil, Paulo Gonet, analizará el informe policial y decidirá si presenta cargos contra el líder ultra.
Bolsonaro ni siquiera abordó la cuestión en su primer discurso público tras la publicación de las acusaciones, durante una conferencia conservadora celebrada el sábado en el estado de Santa Catarina, al sur de Brasil. Pero tanto él como sus abogados han negado cualquier irregularidad en el caso, así como en otras de sus actuaciones que están siendo investigadas por la Justicia.
El presidente argentino Javier Milei, uno de los aliados de Bolsonaro –que prefirió reunirse con él en lugar de acudir a la cumbre de Mercosur–, acusó al Estado brasileño de promover una caza de brujas legal contra el exmandatario. Pero la imputación de Bolsonaro en el caso de las joyas siguió a otra acusación formal en marzo que acusaba al exmandatario de falsificar su certificado de vacunación COVID-19.
Bolsonaro es la pieza central de otro caso que investiga su presunta implicación en la incitación en enero de 2023 del levantamiento popular en la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia, una reconstrucción del asalto al Capitolio en Washington que también buscaba derrocar a su sucesor. Esta nueva investigación sobre sus casos de corrupción, sin embargo, eleva la presión sobre el líder ultra, que gobernó entre 2019 y 2022 antes de caer en las urnas frente a Luiz Inácio Lula da Silva.