El presidente de Estados Unidos y candidato a la reelección, Joe Biden, se enfrenta este jueves a la que posiblemente será su rueda de prensa más importante. Y no por el contenido de lo que allí se diga, sino porque tiene el difícil reto de frenar la presión, cada vez más asfixiante, para que dimita.
Para Biden, la comparecencia ante los medios, que servirá para poner el cierre a la cumbre de la OTAN celebrada en Washington con motivo de los 75 años de la Alianza, puede ser la última oportunidad de demostrar que está preparado para enfrentarse a un crecido Donald Trump en la carrera por la Casa Blanca después de la debilidad mostrada en el debate de la CNN.
Easta vez no tendrá a su rival enfrente, pero sí tendrá que demostrar que son infundados los rumores sobre sus problemas de salud, que han abierto ya la veda para pedir su cabeza. El miécoles lo hizo el actor George Clooney, devoto demócrata, y después por primera vez un senador de su partido. Entre medias, la líder Nancy Pelosi evitaba respaldar públicamente la candidatura de Biden.
La cumbre de la OTAN ha sido utilizada por el equipo de Biden (o al menos lo han intentado) para mostrar su liderazgo en el escenario mundial, pero deberá ser refrendado en una poco habitual conferencia en solitario.
Como destaca este jueves la cadena ABC, en muchos aspectos, desde el crecimiento del empleo y la aprobación de importantes leyes hasta la ampliación de la alianza transatlántica, Biden puede señalar éxitos durante su mandato. Pero donde a veces ha fallado (de manera espectacular, en el caso del debate) es en una parte definitoria de su función que no está en la descripción oficial del puesto: ofrecer una oratoria inspiradora que capte la atención y el respeto de la nación.
El desastroso debate ante Trump aún colea. “El debate fue un recordatorio de que uno puede tener tantas políticas como quiera, pero lo que el público ve y escucha puede ser más importante”, dijo Julian Zelizer, historiador presidencial de Princeton, a esta cadena estadounidense.
“La gente vio a Trump como un reflejo de un país más turbulento, caótico y enojado”, añadió Zelizer. “Los votantes pueden ver la fragilidad de Biden como un símbolo de debilidad o su propio tipo de inestabilidad”.
El actual presidente h demostrado que puede pronunciar discursos eficaces cuando se los prepara, pero llega a esta cita con la opinión pública muy tocado desde el punto de vista de su imagen.
Biden ha argumentado que tuvo una noche particularmente mala en el debate (su equipo señaló que tenía gripe) y que no fue representativa de su agudeza mental. Un buen desempeño este jueves podría convencer a los miembros de su partido de que todavía tiene la capacidad tanto de ganar en noviembre como de obtener un segundo mandato. Un mal papel puede acrecentar la campaña contra él.
La rueda de prensa está prevista para las 17.30 hora de Washington (seis horas más en la península ibérica), con posibilidad de preguntas de la prensa, que a buen seguro sacarán el tema de su estado de salud y sus supuestos problemas de párkinson.
Biden hablará desde el Centro de Convenciones Walter E. Washington, a poca distancia de la Casa Blanca, donde se celebran muchos eventos de la actual cumbre de la OTAN.