Rafael Álvarez El Brujo, considerado el gran monologuista del teatro español, trasladó su magia en la noche del miércoles al Festival de Teatro Clásico de Mérida. Con su obra "Iconos o la exploración del destino", actualizó mitos griegos como el de Medea, Edipo o Antígona, contrapuestos con una actualidad dominada por la inteligencia artificial o las "fake news". Es la tercera parte de una trilogía formada por "Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia" y "Los dioses y Dios", que también ha representado en el Festival de Mérida. Los tres espectáculos giran en torno a la tradición oral de los relatos mitológicos sobre los que se construyen las grandes tragedias griegas. Son monólogos en clave de humor, donde el lenguaje y los recursos de la comedia se confrontan con los argumentos de las tragedias clásicas más conocidas.
El actor, para quien el humor es fuente de divinidad, recordó que la última vez que estuvo en este teatro era obligatoria la mascarilla. El Brujo llenó el escenario, acompañado únicamente del músico Javier Alejano en algunos momentos de la obra. Su monólogo en clave de humor arrancó la carcajada de un público entregado durante la hora y media que duró el espectáculo.
Esta mixtura de tragedia y humor está en la esencia del teatro griego. Se cuenta de Sileno, el semidiós que ejerce como patrón de la tragedia, y subalterno de Dionisio, dios de la tragedia, que cuando Midas le preguntó qué era lo mejor para el hombre, Sileno le contestó: "Lo mejor para el hombre sería no haber nacido". Y añadió: "Pero no te preocupes, ya que has nacido, lo mejor para ti sería morirte cuanto antes". La conversación se sitúa en el "absurdo de la existencia" de toda tragedia griega.
El monólogo "Iconos o la exploración del destino" contiene también ese humor presente en la reflexión sobre el destino. Desfilan por este espectáculo las grandes figuras icónicas de Medea, Edipo, Antigona y finalmente Hécuba. La exploración del destino viene de la mano de una exposición comparada de esta fuerza determinante (el destino) en la vida de los héroes trágicos y en los relatos de la mitología hindú, donde el concepto de karma incluye en el dinamismo del destino, el concepto de libertad.
Todos estos ingredientes van intercalados con experiencias autobiográficas del propio autor y actor, a modo de parodias de humor y guiños a las últimas noticias relacionadas con Nacho Cano, Javier Milei, Alvise o Puigdemont, que han ido arrancando las carcajadas de los espectadores.
Tras su relato de la tragedia Medea y cómo mató a sus dos hijos, El Brujo concluyó en Mérida que "no hay en Netflix nada que pueda ser más horroroso" o que los oráculos de los griegos "eran como el CIS de Tezanos".
El espectáculo terminó con el público en pie mientras se escuchaba la canción "La vida es un Carnaval", de Celia Cruz. Es la octava vez que El Brujo actúa en el Teatro Romano de Mérida, por lo que ya conoce "el lugar, el espacio, la acústica", declaró. "No me tengo que pelear con las piedras ni con el espacio, la vibración del público, porque hay mucha gente pero es muy cercana, la disposición circular", señaló continuando con su habitual sentido del humor.