Calles abarrotadas, contaminación acústica o comportamiento antisocial son algunos de los problemas que citan los barceloneses que exigen una restricción en el número de visitantes, pero también (o sobre todo) destacan el efecto que este polo de atracción turística ha producido sobre los precios del alquiler y la compra de viviendas. "The Times" publica la manifestación convocada en La Rambla por más de 140 organizaciones, entre ellas asociaciones de vecinos, ecologistas y sindicatos que exigieron una regulación del turismo de masas.
Entre los eslóganes exhibidos se pedía al alcalde de Barcelona -Jaume Collboni, del Partido Socialista Catalán- que tomara más medidas, como limitar el número de cruceros y vuelos y restringir el número de cafeterías en las aceras.
Collboni, que recientemente anunció un plan para prohibir los alquileres de corta duración en la ciudad a partir de finales de 2028, respondió a través de la red social Twitter/X que su "compromiso para limitar la masificación turística y sus consecuencias en la ciudad es inquebrantable".
Barcelona no es la única ciudad de España que ha registrado este tipo de convocatorias. A principios de año se celebraron protestas similares en Mallorca, Málaga y las Islas Canarias.
En los puntos de mayor afluencia turística han aparecido pintadas y carteles antiturísticos con mensajes como "Mi miseria, tu paraíso" y "Nómadas digitales, aquí no sois bienvenidos".
En 2023, España fue el segundo país más visitado del mundo después de Francia, con más de 85 millones de turistas. Esa cifra fue un 19% superior a la del año anterior, según la clasificación de Turismo Mundial de la ONU. Está previsto que en 2024, España desbanque a Francia como país número uno en número de visitantes.