El Reino Unido cerró con un sonoro portazo la era de 14 años de gobiernos conservadores y sumió al partido 'tory' en una crisis sin precedentes tras haber sufrido la peor derrota electoral de su historia.
La caída de los conservadores pone el colofón a unos últimos años de convulsión permanente, que comenzaron con el paso de Boris Johnson por Downing Street, recordado por sus fiestas en pandemia, y siguieron con la nefasta gestión económica de Liz Truss y la incapacidad de Rishi Sunak para enderezar la nave.
El hartazgo de la ciudadanía parece tal que han concedido a los laboristas de Keir Starmer una mayoría absoluta no tanto por adhesión a su propuesta sino por rechazo frontal a los 'tories'.
Eso hizo que su porcentaje de voto -todavía por confirmar definitivamente- se situase muy por debajo de su anterior suelo: muchos de sus votantes tradicionales optaron por quedarse en casa y quienes sí depositaron su papeleta lo hicieron por alternativas como Reform UK, del populista Nigel Farage.
De hecho, en muchas circunscripciones el partido antiinmigración consiguió superar a los 'tories' y ubicarse como segunda fuerza.
Aunque no lo anunció oficialmente, todo apunta a que Rishi Sunak dejará la jefatura del Partido Conservador una vez que haya abandonado también el cargo de primer ministro.
En el ojo del huracán por su decisión de adelantar las elecciones a julio cuando todas las encuestas auguraban un desastre, Sunak es cuestionado con fuerza por muchos de sus compañeros de partido.
Compareció cariacontecido en su circunscripción de Richmond y Northallerton, acompañado por su esposa, para reconocer de inmediato su derrota, pese a que él logró mantener su escaño con una cómoda ventaja.
"El Partido Laborista ha ganado estas elecciones y he llamado a Keir Starmer para felicitarlo por la victoria", manifestó.
"Hoy, el poder cambiará de manos de manera pacífica y ordenada, con buena voluntad de todas las partes. Esto debe darnos confianza a todos en la estabilidad de nuestro país y su futuro", dijo.
El primer ministro mantuvo que hay "mucho de lo que aprender y reflexionar" ante el retroceso de su partido y señaló que asume "la responsabilidad por la pérdida de muchos candidatos conservadores que han trabajado duro".
Sunak pidió perdón y adelantó que viajará a Londres desde su circunscripción en el norte inglés para dejar la jefatura del Ejecutivo, a la que "ha dado todo", y dará más detalles sobre los próximos pasos.
La debacle se llevó además por delante a una decena de ministros de su gabinete, entre ellos algunos de los pesos pesados de los últimos Ejecutivos conservadores.
Especialmente dolorosa fue la salida del ministro de Defensa, Grant Shapps, uno de los rostros más reconocibles de la última era 'tory', que cedió su puesto en una circunscripción al norte de Londres al laborista Andrew Lewin, por 19.877 votos frente a 16.978. También es simbólica la caída del controvertido Jacob Rees-Mogg, el atildado cabecilla del ala derecha de los conservadores, que no pudo revalidar su acta de diputado y dejará la Cámara de los Comunes.
Farage consiguió, en su octavo intento, entrar en el Parlamento británico al imponerse en Clacton, uno de los bastiones del Brexit. Su desembarco ha supuesto una conmoción para la política británica y especialmente para los conservadores, que deben ahora decidir cómo atajan la fuga de votos que sufren por su flanco derecho.