Ante el riesgo de tsunami es importante saber identificarlos, cómo actuar y cuáles son los planes de evacuación
España tiene antecedentes que sugieren que este fenómeno podría repetirse. Según la Comisión Intergubernamental de los Océanos, la probabilidad de que un tsunami llegue a la costa mediterránea en los próximos 30 años es del 100%. Un hecho que también puede ocurrir en la costa gaditana aunque con una probabilidad menor.
Las zonas de mayor riesgo incluyen las costas del Golfo de Cádiz y el Mar de Alborán. Estudios geológicos y simulaciones son esenciales para mapear estas áreas y planificar emergencias. Según Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional, la región del Levante, desde Torrevieja hasta el Estrecho de Gibraltar, es la que presenta mayor actividad sísmica y, por ende, mayor riesgo de tsunamis.
Ante el riesgo de tsunamis en las costas españolas, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) tiene una serie de recomendaciones para garantizar la seguridad de la población en situaciones de emergencia. Estas medidas buscan preparar a los ciudadanos para actuar de manera eficaz y minimizar los riesgos.
El IGN insta a la población a evacuar inmediatamente ante cualquier alerta o comunicado oficial. Otras señales incluyen sentir un terremoto fuerte o prolongado cerca de la costa, observar una retirada rápida y evidente del mar, o escuchar un rugido similar al de un tren. Ante cualquiera de estos indicios, es crucial no esperar y evacuar de inmediato, ya que un tsunami puede llegar con una fuerza y velocidad devastadoras.
El IGN subraya la importancia de tener identificadas zonas de evacuación accesibles a pie en un máximo de 15 minutos, teniendo en cuenta que las carreteras y puentes pueden resultar inaccesibles durante un tsunami. Se recomienda dirigirse a lo más elevado y tierra adentro posible, alejándose de ríos, ya que el mar puede adentrarse por estas vías.
En situaciones donde la evacuación a tierra no sea factible, se aconseja subir a construcciones sólidas, preferiblemente a partir de la tercera planta o a la azotea. Como última medida de emergencia, subirse a un árbol puede ser una opción.
En caso de ser arrastrado por el agua, el IGN recomienda agarrarse a cualquier objeto que flote.
Tras un terremoto que pueda haber precedido al tsunami, se debe tener especial precaución con cables eléctricos y objetos que puedan caer.
Para aquellos que se encuentren en embarcaciones, la recomendación es navegar mar adentro hasta alcanzar una profundidad superior a 100 metros, evitando así los efectos más devastadores cerca de la costa.
Finalmente, el IGN enfatiza que no se debe regresar a las zonas afectadas hasta que las autoridades lo indiquen. Los tsunamis pueden consistir en una serie de olas que pueden durar horas, y la ola mayor podría ser la siguiente. Por ello, es esencial esperar confirmación oficial para garantizar que es seguro regresar.
España ha sufrido varios tsunamis a lo largo de su historia, aunque con menor frecuencia y magnitud que en otras partes del mundo.
En 1755, un gran terremoto con epicentro en la costa de Lisboa provocó un tsunami que impactó severamente a ciudades como Cádiz y Huelva. Estudios señalan que más de 2.000 personas perdieron la vida en España debido a las olas de 15 metros generadas por el terremoto portugués.
Aún hoy, se encuentran depósitos marinos a kilómetros de la costa gaditana, que evidencian las devastadoras consecuencias de aquel tsunami. Aunque en ese tiempo no existía un sistema de medición de terremotos como el actual, los sismógrafos indican que el seísmo de 1755 pudo alcanzar una magnitud de hasta 8,5 grados.
