Las declaraciones de Óscar Puente acusando al presidente de Argentina, Javier Milei, de ser "muy mala gente" y consumir "sustancias" siguen copando el debate nacional, después de que hayan generado este fin de semana un incipiente conflicto diplomático con el país "hermano".
Dicho pronunciamiento supuso una enmienda a la totalidad al discurso enarbolado por Pedro Sánchez el lunes, en el que, tras su proceso de reflexión, llamaba a desterrar el insulto y la desinformación del debate público. Sin embargo, las declaraciones del ministro no han contado con el reproche que merecerían, por parte del PSOE ni del Gobierno, tras la hoja de ruta trazada por su líder.
Hasta ahora, el titular de Transportes no ha rectificado y tampoco lo han desautorizado desde su partido, donde ayer le excusaban, encuadrando sus ataques en el "marco de una conversación distendida". Sin embargo, esta mañana Puente sí tendrá que dar la cara y lo hará en la tradicional rueda de prensa tras el Consejo de Ministros. De este modo, Moncloa expone a su ministro y le obliga a que se posicione públicamente tras sus declaraciones contra el presidente argentino.
Hasta el momento, la defensa del Gobierno y del PSOE se ha centrado en criticar la "desproporcionada" respuesta de Argentina al pronunciamiento de Puente, que calificaron de "infundio" y "fuera de lugar", al asegurar que Sánchez "tiene problemas más importantes de los que ocuparse, como las acusaciones de corrupción que caen sobre su esposa, asunto que lo llevó incluso a evaluar su renuncia".
También se ha aprovechado para cargar contra Feijóo, que el sábado pidió la dimisión de Puente. Los socialistas dicen sentirse "decepcionados" con el líder de la oposición y le acusan de haber abandonado el sentido de Estado en política exterior. "Echamos de menos la altura de miras", ha asegurado la portavoz, criticando que se haya puesto del lado de un presidente como Milei.
