Una delegación catarí aterrizó este sábado en El Cairo para participar en una nueva ronda de negociaciones, junto con representantes de Hamás, Estados Unidos y Egipto, a fin de intentar salvar el principal escollo para un acuerdo de tregua en Gaza: el fin de la guerra. Hamás «no firmará [ningún acuerdo] nada más llegar a El Cairo, sino que habrá negociaciones sobre peticiones del líder de Hamás dentro de la Franja de Gaza, Yahya Sinwar», informó hoy a Efe una fuente palestina conocedora de las negociaciones.
Según dicha fuente, las demandas están relacionadas con el intercambio de rehenes israelíes por presos palestinos, además de las garantías para que Israel ponga fin a la guerra, algo que Israel, y su primer ministro, Benjamin Netanyahu, rechaza desde hace meses. Yahya Sinwar quiere «un compromiso estadounidense por escrito para el fin incondicional de los combates» y solicita también que Israel no impida regresar al territorio ocupado de Cisjordania a los palestinos liberados a cambio de los rehenes.
Según un alto funcionario de Hamás citado por Al Jazeera, el hecho de que Netanyahu insista en que Israel entrará en la ciudad de Rafah con independencia de un posible acuerdo es un «elemento clave» que también se está discutiendo hoy en las conversaciones. «Eso significa que no habrá alto el fuego y que el ataque continuará, lo cual va en contra de lo que estamos discutiendo», afirmó el portavoz de Hamás, Osama Hamdan, a la cadena catarí.
Por su parte, funcionarios israelíes insistieron este jueves en que el Gobierno israelí no aceptará un alto el fuego permanente como parte de un acuerdo, según medios locales. «Al contrario de lo que se informa, Israel bajo ninguna circunstancia aceptará el fin de la guerra como parte de un acuerdo para liberar a nuestros rehenes», dijo un funcionario citado por Haaretz y The Times of Israel. Además, lejos de avistar un futuro próximo sin combates, el mismo funcionario insistió en que el Ejército israelí entrará en el enclave más meridional de Rafah y «destruirá los batallones de Hamás que quedan allí» con o sin tregua, recogió hoy el diario The Times of Israel.
Anoche, Hamás ya anunció que un equipo de mediadores llegaría hoy a El Cairo para abordar con un «espíritu positivo» la última propuesta de alto el fuego, en un comunicado vía Telegram. El texto insistió también en la determinación, tanto de Hamás como de otras facciones palestinas, de «madurar» el acuerdo para conseguir las demandas de su pueblo.
Los socios de Gobierno más radicales de Netanyahu, entre ellos los colonos de ultraderecha Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, se oponen frontalmente a un alto el fuego permanente, hasta el punto de que han amenazado con abandonar el Ejecutivo si eso sucediera. El propio Netanyahu ha insistido en varias ocasiones en que la guerra continuará hasta que se logre lo que él denomina la «victoria absoluta»: terminar con Hamás como fuerza militar, recuperar a los rehenes y lograr que Gaza deje de constituir «una amenaza» para Israel.
En el enclave palestino, al menos 32 personas fallecieron en las últimas 24 horas, lo que elevó a 34.654 el número de víctimas mortales registradas en los hospitales del enclave, además de más de 77.900 heridos, según datos del Ministerio de Sanidad gazatí. Actualmente solo 12 de los 36 hospitales de Gaza funcionan parcialmente, dos de ellos en el norte, otros dos en Jan Yunis y tres en Rafah, donde se aglutinan unos 1,4 millones de gazatíes, en su mayoría desplazados.
Ningún conflicto ha causado un nivel de destrucción similar al de Gaza desde la Segunda Guerra Mundial, informaron las Naciones Unidas este jueves, que estimó que la reconstrucción de posguerra podría costar hasta 50.000 millones de dólares. «No hemos visto nada parecido desde 1945», dijo el jueves Abdallah al Dardari, director de la Oficina regional para los Estados árabes del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD). «Esa intensidad, en tan poco tiempo y la escala masiva de destrucción», añadió.
Más del 70 % de las viviendas del enclave han sido destruidas, lamentó este funcionario de la ONU, y aseguró que será necesario retirar alrededor de 37 millones de toneladas de escombros. En comparación, durante la guerra de Israel en Gaza de 2014, que duró 51 días, se retiraron unos 2,4 millones de toneladas.