El corazón puede sobrepasar a la necesidad, de acuerdo con las dos cartas que en apenas un mes me ha enviado René Garay Santana, agente de telecomunicaciones que reside en Carretera Central 611, entre Circunvalación y Campo, en el reparto Virginia de la ciudad de Santa Clara.
El pasado 2 de octubre Garay exponía aquí que los agentes de telecomunicaciones, trabajadores del sector no estatal, atraviesan hoy momentos difíciles por la caída abrupta de sus ingresos, con la ínfima comisión del diez por ciento que perciben por sus servicios. Aunque eso es una fuente de empleo digna para personas jubiladas, pensionadas o cuidadoras de semejantes de avanzada edad, con enfermedades crónicas y degenerativas. Actores económicos que jugaron un papel preponderante durante el difícil período pandémico de la COVID-19.
«Han ayudado a descongestionar las oficinas comerciales de Etecsa, decía, prestando servicios análogos a los de esa empresa, como cobro de facturas, recarga de teléfonos móviles y venta de tarjetas prepagadas de diversas denominaciones».
Sus ingresos, dice, han decrecido significativamente por las continuas recargas internacionales de teléfonos móviles, con atractivas oportunidades para sus clientes; el útil proceso de bancarización y la disminución de la cuantía en las facturas del servicio telefónico fijo.
Así, añadía, la mayor parte de sus clientes ya no acuden a su servicio. Muchos prefieren comprar saldos a personas que reciben recargas internacionales, que se venden de forma promocionada por los barrios. Hay propietarios de hasta tres líneas de móviles, que las manejan para vender saldos.
Garay, quien no niega el avance de la bancarización, refiere que la cuantía de las facturas ha disminuido considerablemente por la utilización de los teléfonos móviles para llamadas, lo que trae aparejada la afectación al diez por ciento de comisión que recibe el agente. Y sostenía que tal situación podría revertirse si se aumentara hasta 30 por ciento la comisión que recibe el agente, tomando en cuenta que es una inversión autofinanciada. Se podría hacer aumentando la comisión al agente o vendiendo el saldo a los clientes a un precio menor, y que la comisión vaya directo al agente.
También, decía, se podrían incrementar en el módulo de agentes de telecomunicaciones en el monedero Mi Transfer, todos los servicios (sin excepción) que se prestan por la pasarela de pago Transfermóvil, incluyendo el cobro de facturas de electricidad, agua, y otras. Así, estos trabajadores pudieran ser contribuyentes importantes de la sociedad, pues todos o casi todos aportarían a la ONAT. Y serían aliados decisivos de la digitalización de la sociedad, en el barrio, con otros servicios de pago por canales digitales.
Aunque su sugerencia espera por una respuesta superior, Garay volvió a escribirme ahora para contar que a raíz de la apertura de cuentas habilitadas en el sistema bancario para hacer donativos monetarios en apoyo a los compatriotas damnificados del huracán Oscar en la provincia de Guantánamo, agentes de telecomunicaciones de todo el país que integran un grupo de WhatsApp, han demostrado su altruismo pese a sus menguados ingresos, y ya totalizaban 21 900 CUP, además de donar ropa, calzado, juguetes y libros útiles para la enseñanza
Y reconoce a Clara Chaviano Carrazana (secretaria del Buró Extraterritorial de Etecsa en Villa Clara), su equipo de trabajo y sus trabajadores, que constituyeron la chispa inicial y la ruptura de la inercia, realizando las coordinaciones necesarias y recolectando y empacando el aporte material de todos los trabajadores de Etecsa en esa provincia.
Hermosa paradoja que se repite a lo largo y ancho del país: no les alcanzan sus ingresos y aún así contribuyen a las donaciones.