El rompimiento entre el grupo UdeG y el Ejecutivo estatal hace agua por todos lados en medio de la pandemia.
El rector Ricardo Villanueva reveló este lunes que la mesa de reactivación económica decidió reabrir cines, teatros y parques sin consultar a la mesa de salud.
Con esto, el Modelo de Representación Metropolitana de Contagio y Reacción (Réplica) propuesto por la UdeG, y que contemplaba 10 fases de 15 días cada una para la reapertura, quedó también en el olvido.
La deuda estatal y la elección de consejeros de la Judicatura son sólo el preámbulo de una rivalidad entre los naranjas y los Leones Negros que conforme se acerquen las campañas del 2021 tomará su verdadera forma: una batalla electoral.
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Sólo en México te pueden capturar con dos millones de pesos en efectivo y un kilo de metanfetaminas para después soltarte por falta de pruebas o detención ilegal como ocurrió con la mamá de “El Marro”, detenida en Guanajuato.
Sólo en México, un Presidente es capaz de politizar y repartir culpas de un operativo e investigación desastrosos, y sólo en México un gobernador, como es el caso de Diego Sinhue, responde para deslindarse, politizar más el asunto y repartir culpas.
Mientras el crimen sea el único organizado en México, no habrá manera de acabar con esa otra “pandemia” de seguridad que, al igual que la sanitaria, las autoridades enfrentan por separado.
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Dicen los malaleche que la salida de la jalisciense Candelaria Ochoa de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) seguro implicará un golpe de timón para ese organismo.
Y es que nadie como ella logró reducir a un perfil tan bajo e inconsecuente una instancia de coordinación tan relevante para el país.
Con su salida a partir del primero de julio, Candelaria Ochoa deja una hoja en blanco (literal) para que su reemplazo empiece, ahora sí, a trabajar dejando de lado marchas, revanchas personales y politiquería.
