GAP blinda su operación ante el Mundial 2026
Bajo la gestión de Raúl Revuelta Musalem, el Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) ha puesto el acelerador a fondo en su estrategia operativa. Con la inminente llegada de la Copa Mundial de la FIFA 2026, la compañía refuerza sus estándares de seguridad y servicio, un movimiento avalado recientemente por la autoridad regulatoria. La Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), dirigida por Emilio Avendaño, renovó la Certificación de Aeródromo Civil para las terminales de Puerto Vallarta y Los Mochis. Este sello no es un mero trámite burocrático; valida el estricto cumplimiento de normativas internacionales en un momento crítico para la aviación nacional.
Es fundamental contextualizar la relevancia de GAP en este tablero. Como administrador de 12 aeropuertos en la región del Pacífico mexicano —incluyendo los hubs de Guadalajara y Tijuana, así como los destinos turísticos de Los Cabos y Puerto Vallarta—, el grupo gestiona las principales puertas de entrada para el turismo norteamericano y asiático. Sus agresivos Planes Maestros de Desarrollo, enfocados en la expansión de capacidad terminal y tecnología biométrica, son la columna vertebral para soportar la presión logística que se avecina.
El desafío para Jalisco es monumental: el estado proyecta recibir hasta 3 millones de visitantes, una marea turística impulsada por el histórico duelo programado para el 18 de junio en Guadalajara entre las selecciones de México y Corea del Sur. En este escenario, la infraestructura de GAP deja de ser solo un punto de tránsito para convertirse en un activo estratégico capaz de absorber y distribuir esta demanda extraordinaria.
Las cifras ya anticipan esta tendencia. Puerto Vallarta, pieza clave en la red del grupo, cerró noviembre de 2025 con un acumulado de 6.2 millones de pasajeros, lo que representa un crecimiento anual del 2%. Sin embargo, el dato más revelador es el repunte de doble dígito en el tráfico del mercado nacional. Este fortalecimiento interno, sumado a las recertificaciones de la AFAC, posicionan a GAP como uno de los nodos más robustos y determinantes para gestionar el incremento de flujo aéreo que detonará la justa mundialista.
Mante-Tula: infraestructura que transforma
En México, la narrativa sobre infraestructura suele limitarse a los kilómetros de asfalto y obras físicas, pero su verdadera dimensión es mucho más profunda. Una carretera estratégicamente diseñada tiene el poder de cambiar decisiones de inversión, redefinir vocaciones productivas y transformar el futuro de un territorio. Este es el caso de la reciente ampliación de la concesión Mante–Tula en Tamaulipas, un proyecto liderado por Grupo HYCSA que incorpora un libramiento y un viaducto elevado.
Al extender su vigencia por 22 años, esta obra se perfila como un claro ejemplo de cómo la infraestructura funge como acelerador social. Con una inversión pública productiva que supera los 7 mil 355 millones de pesos, la iniciativa trasciende la simple mejora de trayectos para abrir oportunidades a comunidades enteras. El verdadero desarrollo regional se materializa cuando se conectan habitantes y se reducen brechas; por ello, el impacto de Mante–Tula es integral, pues fortalece las cadenas productivas, facilita el acceso a servicios, mejora la movilidad y genera certidumbre tanto a inversionistas como a habitantes, impulsando un progreso equilibrado y sostenible para toda la región.
Detrás de esta ejecución se encuentra Grupo HYCSA, firma mexicana con 28 años de experiencia en la industria de la construcción. Con operaciones en México y diversos países de América Latina, la compañía despliega un modelo de gobierno corporativo sustentado en la transparencia, la sostenibilidad y las mejores prácticas. Esta visión de crecimiento responsable consolida su posición como un aliado estratégico para el desarrollo de infraestructura en las zonas donde participa.