El ‘coqueteo’ con los 18 pesos por dólar
Esta semana, el tipo de cambio del peso mexicano alcanzó niveles que no se observaban desde finales de julio de 2024, al rozar el jueves pasado el piso de 18 pesos por dólar, que momentáneamente rompió este viernes en operaciones internacionales.
El peso ha destacado por su fortaleza entre las monedas de economías emergentes y también entre las más expandidas como una de las divisas de mejor desempeño en una canasta amplia de cruces frente al dólar.
Durante 2025, el peso acumula una apreciación de 15.6 por ciento, siendo superado por el rublo ruso (42.1 por ciento), el forinto húngaro (21.1 por ciento), la corona checa (17.7 por ciento) y el peso colombiano (15.9 por ciento), según datos de Bloomberg.
Pero en una perspectiva más corta, desde junio de este año, el tipo de cambio se ha apreciado 7.9 por ciento y en esta medición, el peso mexicano es la tercera moneda más fortalecida, después del peso colombiano (9.5 por ciento) y el forinto húngaro (8.4 por ciento).
En el Reporte de Estabilidad Financiera que presentó esta semana, el Banco de México (Banxico) señala que “el factor que más ha contribuido a este comportamiento es la posición favorable de México en las tensiones comerciales con Estados Unidos respecto de otros países, si bien durante gran parte del año el desempeño también se vio favorecido por un contexto de debilidad del dólar.
“Aunado a esto, los bajos niveles de volatilidad implícita han contribuido a la construcción de posiciones de acarreo (carry trade) que se benefician del diferencial de tasas de interés entre México y otras economías desarrolladas, lo cual también ha sido un factor que ha beneficiado a la moneda”.
En efecto, las estrategias de inversión en divisas que se benefician del carry trade, que está determinado por los diferenciales de tasas de interés entre bonos nacionales y extranjeros, principalmente de Estados Unidos, han influido favorablemente en la evolución del peso.
Sigue siendo atractivo mantener posiciones de carry trade a favor del peso mexicano, pese al ciclo de recortes en la tasa de referencia por parte del Banxico.
Al peso también lo han apuntalado los fundamentos macroeconómicos sólidos de México, incluido el equilibrio en las cuentas externas, entre otros factores como los flujos de inversión extranjera directa (IED), el buen desempeño de las exportaciones –sobre todo manufactureras no automotrices– y los ingresos por remesas.
Las cifras preliminares de IED superaron las expectativas al ubicarse en 40.9 mil millones de dólares al cierre del tercer trimestre del año, con lo que se estableció un nuevo máximo histórico.
En octubre pasado, las exportaciones totales sumaron 66.1 mil millones de dólares mensuales y fueron las más grandes registradas históricamente, pese a la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos.
Sólo de septiembre a octubre, el valor de las ventas de México al exterior repuntó en 9.6 mil millones de dólares, de los cuales 8.5 mil millones fueron aportados por exportaciones manufactureras no automotrices.
Estas exportaciones se incrementaron 34.8 por ciento contra octubre del año anterior, siendo su alza más significativa desde mayo de 2021, según los registros del INEGI.
Aun con los aranceles a las exportaciones mexicanas, los envíos de México al mercado estadounidense mantienen su dinamismo.
Esta semana se conoció que, con base en información de la Oficina del Censo, perteneciente al Departamento de Comercio, las exportaciones mexicanas de mercancías hacia Estados Unidos fueron de 44.6 mil millones de dólares en septiembre, cifra récord para ese mes.
De manera acumulada entre enero y septiembre, las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos sumaron 399.5 mil millones de dólares, monto que marcó un máximo histórico para ese periodo de nueve meses.
Por su parte, los flujos de remesas alcanzaron en octubre los 62 mil millones en los últimos 12 meses, sin duda un monto elevado, si bien menor al récord de 65 mil millones registrado en noviembre de 2024.
Ciertamente, el peso mexicano está siendo favorecido por fundamentales económicos estables, pero hay que tener en mente que niveles por debajo de 18 pesos por dólar serían poco sostenibles, pues los diferenciales de tasas entre México y Estados Unidos se están contrayendo.
A esto hay que agregar las tensiones geopolíticas y comerciales, la incertidumbre sobre la revisión del T-MEC en 2026 y la atonía en el crecimiento de la economía mexicana.
Así que es mejor tener cautela y no echar las campanas al vuelo.