Desde el 1 de enero, los consumidores mexicanos enfrentan un nuevo escenario en sus compras en línea, pues el Servicio de Administración Tributaria (SAT) implementó, desde el año pasado, un aumento en los impuestos para productos importados mediante plataformas digitales.
Este impuesto que es de 19 por ciento está siendo aplicando a los productos de países con los que México no tiene tratados comerciales, como China, lo que afecta directamente a gigantes del comercio electrónico como Shein y Temu, quienes lideran el mercado minorista en línea en México y han logrado captar la atención de los consumidores, alcanzando un 34 por ciento y un 39 por ciento, respectivamente, de preferencia, según datos de Statista.
Este ajuste fiscal llega en un momento en el que el Gobierno busca reforzar su capacidad recaudatoria y establecer un marco más estricto de comercio internacional. Además, se introdujo un nuevo arancel del 35 por ciento para productos textiles importados, una medida anunciada por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, en diciembre.
El impacto de esta medida será evidente para los consumidores. Aquellos que hasta ahora disfrutaban de precios competitivos en plataformas extranjeras, especialmente en moda y tecnología, enfrentarán incrementos de hasta 25 por ciento en el costo final de sus productos, por los nuevos impuestos, dice Erick Jiménez, analista de retail y director de Retail y Más.
“Para el consumidor final, esto significa precios más altos en ropa, zapatos, cosméticos y electrónicos, que son los artículos con mayor rotación en el e-commerce”.
Este aumento impactará de manera particular a los mexicanos, quienes ya han convertido a Shein en la tercera aplicación de moda más descargada del país, con 27.35 millones, solo detrás de Brasil y EU.
El corazón de esta regulación está en el esquema de minimis, que hasta ahora permitía la importación libre de impuestos de productos con un valor menor a 50 dólares. Este esquema, diseñado como facilitador del comercio, se convirtió en una herramienta de competencia desleal según autoridades y expertos.
El diputado Alfonso Ramírez Cuellar, encargado de impulsar esta reforma, explicó en entrevista que este esquema ha generado una crisis en sectores como el textil y calzado, que no pueden competir.
“Los chinos nos cobran impuestos por productos que superan los 7 dólares, mientras que aquí han operado con exenciones de hasta 50 dólares”. Además, destacó la urgencia de reducir el umbral de exención en México, buscando alinearlo con estándares internacionales más estrictos.
La industria del vestido ha sido golpeada por estas prácticas. Según cifras de la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive), de septiembre de 2023 al mismo mes de 2024 se perdieron más de 23 mil empleos, por la competencia desleal y el crecimiento de las importaciones sin regulación adecuada.
Por el contrario, Jorge Álvarez, director de Government Relations en Shein México, dijo que la meta del esquema de minimis es beneficiar al consumidor, ya que apoya la importación de pequeños productos sin enfrentar trámites complicados ni altos costos de aduanas.
“La plataforma se ha ajustado para incluir datos fiscales como RFC y CURP, colaborando directamente con las autoridades mexicanas. Este es un esfuerzo por seguir siendo parte del ecosistema de comercio electrónico en el país”, destacó.
Más allá del impacto inmediato en los precios, la medida marcará un punto de inflexión en el comercio electrónico en México. Aunque plataformas como Shein y Temu cuentan con una oferta única que las diferencia de las opciones nacionales, el aumento en sus costos podría abrir espacio para el crecimiento de plataformas locales lo que beneficiaría a la economía mexicana.
“El comercio electrónico en México ha crecido a doble dígito en los últimos años y creo que estas medidas no detendrán ese crecimiento. Lo que veremos será una redistribución del mercado, con más consumidores optando por plataformas nacionales”, comentó Jiménez.
Para las empresas, este es un llamado a redefinir estrategias. Shein, dice que seguirá apoyándose en diseñadores locales y modelos de producción bajo demanda para mantener precios. Pero, para los consumidores, la era de ‘moda accesible’ podría estar llegando a su fin.