No queremos ver, pero eso no evitará que ocurra. Estamos experimentando una revolución mundial que será reforzada el 20 de enero cuando Donald Trump como presidente, otra vez. Pero él no es el único detonador de la revuelta. Va una pista de otros catalizadores: la energía nuclear.
Constellation Energy es una estadounidense de Maryland que la vende y esta semana, la empresa ya vale cinco veces más que hace tres años. No es la única. La texana Vistra, que también la comercializa, vale siete veces más que en 2022.
¿Y eso? ¿Ya no hay detractores? Sí los hay, pero este mundo se llenó de gente usando redes sociales y está hambriento de electricidad para alimentarlas. Más, ahora que éstas reciben cada vez más contenido generado con inteligencia artificial generativa (GenAI) que requiere aún más energía.
Una presidencia impredecible en la nación más poderosa del mundo, la inteligencia artificial y la energía nuclear ya son suficientes señales que demuestran que hay algo raro en el ambiente. Bien, hay más elementos.
Los nacidos en los cincuenta, hijos de quienes experimentaron el efecto de guerras mundiales, van de salida en la oficina, en las fábricas, en las escuelas. Eso nos deja con menos gente en el trabajo, limita la fuerza de trabajo tradicional. Son ellos a quienes parece hablarles un reporte de perspectivas para 2025 publicado por el enorme grupo de inversión Blackrock al final del año pasado.
El texto intitulado “2025 Global Outlook Building the transformation” bien podría resumirse así: agárrense, no sabemos qué va a pasar.
Éste explica cómo los actuales directores de empresas tradicionales sabían que habría tiempos de vacas gordas y vacas flacas y que prepararse para los días malos permitiría aprovechar las oportunidades que vendrían después.
Ahora, advierten los analistas de Blackrock, el conjunto de “megafuerzas” en juego, pueden llevarnos a cualquier parte. Lean:
“Durante décadas, las economías siguieron tendencias estables a largo plazo. Los inversores podían centrarse casi exclusivamente en sortear cualquier desviación temporal de esas tendencias. El crecimiento acabaría por converger hacia su tendencia. Ese ha sido un principio fundamental de la construcción de carteras.
“Creemos que el entorno es muy diferente ahora. Las economías están atravesando una transformación que podría seguir modificando la tendencia a largo plazo, lo que posibilitaría una amplia gama de resultados muy diferentes”.
¿A qué se refieren estos individuos con ‘megafuerzas’? Una de ellas es la inteligencia artificial, que puede hacer más que mejorar la eficiencia en tareas específicas.
En última instancia, podría acelerar el proceso de generación de nuevas ideas y descubrimientos, con implicaciones de largo alcance para el crecimiento de la economía.
“Una transformación de este tipo podría superar a la Revolución Industrial en su amplitud e impacto”, advierte Blackrock.
Otra es color naranja. La profundización de la fragmentación geopolítica está trastocando los flujos comerciales y las cadenas de suministro establecidos, lo que podría reducir la eficiencia comercial.
La amenaza de aranceles de Donald Trump acelera la fragmentación, pero a mi parecer se equivocan quienes la mencionan como una “regresión”. No se puede regresar a otro punto en la historia en la que había tantos productos intangibles y tan relevantes en la economía a los que no se les puede poner aranceles ¿Cómo gravas los servicios internacionales de una empresa como Tata Consultancy o la mexicana Softtek? ¿Cómo estableces impuestos sobre el almacenaje y administración de datos que hacen Google, Microsoft o Amazon?
¿Cómo podemos regresar a los días en los que las petroleras y las acereras eran las empresas más valiosas del mundo? Esta nueva fase de fragmentación global nos llevará a otro lado. Uno que, por cierto, también puede ser prometedor, particularmente para quienes adquieran habilidades y aprendan rápido cómo comercializarlas globalmente.
Nadie descarta una posible fase de creación de tecnología y generación de riqueza global sin precedentes, encabezada por Estados Unidos.
“Por todo esto, creemos que los datos que llegan no se refieren a un ciclo económico, sino que muestran cómo está cambiando la tendencia”, insiste Blackrock.
“Las sorpresas pueden mostrar cambios de tendencia permanentes y trayectorias económicas completamente nuevas”. El cambio en lo nuclear es una señal importante.
