Una reacción sutil, una mirada enfocada, una buena pregunta de bote pronto pueden ser indicadores de que algo de nuestra interacción intencionada no resultó indiferente para nuestro interlocutor.
No importa la naturaleza de la conversación que estemos construyendo. Si aspiramos a construir relaciones de negocios que permitan procesar asuntos relevantes varios y que perduren en un cierto tiempo, debemos aprender a detonar el interés de nuestros escuchas varios.
Y ello supone distinguir, en primerísimo lugar, nuestro respectivo interés en cada interacción del objetivo indispensable de resultar interesante para nuestra contraparte. Sólo lo segundo logra esa inclinación mínima que debe registrar el ánimo hacia una persona, un producto o estilo, manteniéndolo tan dispuesto como receptivo.
En la dinámica transaccional multicanal, ¿cómo afinar la capacidad para ‘ser interesante’ con gente que estamos aprendiendo a conocer? Aquí tres reflexiones para la provocación intelectual:
1) Escucha con los ojos y observa con la piel.- Desde las primeras interacciones hasta las más delicadas conversaciones en un asunto, la escucha activa debe acompañarse de la observación aguda de cada una de las expresiones corporales silenciosas que suelen complementar las palabras de los más.
Una persona interesada reacciona. Muestra sus ganas de conocer más y mejor aquello que se tiene enfrente. Activa una disposición de interacción que, aún si es discreta y calculadora, registra continuidad intencional en eso que se trata, conversa o presenta.
2) Alimenta la curiosidad espaciada.- En un juego de desdoblamientos sucesivos de lo importante, intercala anécdotas, aligera el ambiente con bromas, lanza preguntas intermedias que pasen la palabra y nutran un bote pronto saludable.
El buen conversador es un administrador de tiempo, modo y circunstancia. Ni revela todo al inicio, ni alarga las introducciones de paja. Establece un ritmo casuístico que hace agradable el continuar conociendo, preguntando o simplemente interactuando.
3) Gira el ángulo de cada conversación.- Ofreciendo panorámicas distintas de cualquier tema, procurando observar asuntos desde lentes inadvertidos, nutridos con conocimientos externos y presentados con agudeza verbal.
Tener la capacidad para conectar en cierta profundidad con el tema de tu contraparte desde perspectivas contraintuitivas, novedosas o, por lo menos, intelectualmente complejas es, en sí mismo, interesante para muchos.
Pocas cosas son tan enigmáticas como los disparadores que inclinan la atención y la disposición a conversar sostenidamente con alguien. Hay individuos con los que cuesta un trabajo enorme. Tanto, que parece que se hablan idiomas distintos o con códigos indescifrables. Con otros, sin embargo, fluye armónicamente y se produce una conexión formidable.
De lo que no hay duda es que ‘ser interesado’ tiene la connotación negativa en las más de las comunidades de negocios, ya que se lee como una aspiración oportunista e individualista a nutrir el estricto interés personal.
Y si bien no hay receta perfecta para ser interesante, la gente aprecia que su interlocutor sea sugerente, sugestivo y atrayente profesional e intelectualmente. Y es que, bien dicen los que saben: “lo semejante atrae a lo semejante”.
Será en un desayuno-conversación convocado bajo el título: México frente a su nuevo gobierno: ¿qué debemos los empresarios esperar?
Será el Dr. José Antonio Meade Kuribreña quien ofrecerá una perspectiva del estado de la economía y las finanzas públicas del país, así como de las nuevas formas en el ejercicio del poder. Afino ya notas para la moderación del diálogo que tendré el gusto de realizar ¡Ahí nos vemos!