La transmisión de poderes federales se realizó en paz y en un ambiente festivo y alegre de los representantes populares de Morena y sus aliados. En esta ceremonia hubo dos hechos relevantes e inéditos, si se le compara con similares eventos: la recepción afectuosa que le brindaron a López Obrador sus correligionarios y el reconocimiento y elogios de la nueva presidenta al presidente saliente. En apariencia, se inicia una etapa de continuidad política y de construcción del segundo piso de la 4T.
Se rompió la costumbre de antaño en la que el gobernante entrante marcaba su distancia y rompía con el pasado. Ahora, al contrario, hubo total respaldo y admiración para López Obrador. Es explicable dado que es el creador y líder de un movimiento político del que la doctora Sheinbaum es militante y beneficiaria.
Después de su protesta en el Congreso, ya en el Zócalo repleto de gente, de nueva cuenta ratificó su respeto y admiración al expresidente, anunció la continuidad política y propuso sus 100 compromisos de gobierno, entre los que destaca una gran inversión en infraestructura: carreteras, energías limpias, trenes y sistemas de riego principalmente en el centro, norte, occidente y noreste del país.
Es una narrativa de lo que piensa construir en cada estado de la república. Un programa orientado a modernizar y reactivar la economía. Me sorprendió la omisión de un tratamiento especial para la frontera sur y dentro de este contexto, de Chiapas, que representa una parte neurálgica de esta región.
El apoyo a la frontera sur es un asunto de seguridad nacional e internacional. Para nuestros vecinos del norte es un enclave estratégico por su porosidad, extensión y ubicación. Es la puerta de Centroamérica y acceso para migrantes de otras partes del mundo. Por tal motivo debería merecer un trato preferencial de los gobiernos de México, Estados Unidos y Canadá.
Se debe construir en esta región un plan piloto conjunto con los países signatarios del T-MEC para convertirla en territorio de seguridad y facilitación de inversiones nacionales y extranjeras, ligadas a la exportación. Cuenta con agua, energía eléctrica, potencial para energías limpias y recursos naturales.
La propuesta está orientada a realizar un trabajo conjunto y solidario entre los países socios del T-MEC para crear un polo de desarrollo regional moderno que garantice seguridad y abra las posibilidades de empleo y ocupación en beneficio social. Es una nueva visión y una nueva forma de colaboración internacional para conformar un esquema de integración económica que mitigue la pobreza y reduzca la desigualdad. Una nueva frontera de seguridad y oportunidades.
La frontera sur tiene un gran potencial desperdiciado. Es solución y no problema para la república. Convirtámosla en oportunidad de desarrollo y aseguremos su futuro construyendo el andamiaje de su porvenir. Infraestructura para la vida: seguridad y Estado de derecho, carreteras y trenes modernos, sistemas de riego, desarrollo turístico, industrialización, entre muchas otras cosas.
El gobierno de México, a través de las secretarías de Economía y de Relaciones Exteriores, la Cámara de Diputados y los gobiernos de Chiapas y Tabasco pueden integrar un equipo para abocarse a este proyecto. Volver los ojos a la frontera sur es una urgencia nacional e internacional.