El triunfo de López Obrador a finales del 2018 en las elecciones para elegir presidente de la República se apoyó en la idea de muchos votantes en dar el triunfo a un candidato de un partido nuevo, diferente al PRI y al PAN.
AMLO tuvo un porcentaje más alto que el logrado por la mayoría de candidatos que han ganado la presidencia. El 2º lugar fue para el candidato del PAN.
La terquedad y el no darse por vencido por sus derrotas anteriores se lo admiro a López Obrador, a quien conozco desde niño.
AMLO perdió dos elecciones para gobernador de Tabasco y tres en las que participó como candidato a la Presidencia.
En la de 2018 su triunfo fue claro, alcanzó el 53.2 por ciento de la votación. El 2o lugar fue para el candidato del PAN, Ricardo Anaya, con el 22.2 por ciento.
Pero por una u otra razón el saldo es negativo, entre ellas por la corrupción de sus colaboradores, parientes y amigos, y las crecientes pérdidas de las principales empresas estatales: Pemex, CFE, el Tren Maya, el costo de la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la construcción de una refinería en Dos Bocas, donde los expertos de su gobierno le dijeron que era financiera y técnicamente inviable. Por esos errores y caprichos se han perdido miles de millones, que provocaron un mayor déficit presupuestal, inflación y deuda externa. Esos desequilibrios colaboraron a que el gobierno de AMLO tenga saldos negativos.
El salario mínimo real aumentó 110 por ciento, del 2018 al 2023. Nadie, por ley, debe ganar menos de 7 mil 468 mensuales, que significa 248 pesos diarios o 31 pesos la hora. Lo que no le alcanza a una persona ni para comprar una torta y un refresco.
Con AMLO aumentaron los extremadamente pobres, el desempleo y la emigración a los Estados Unidos, variables que nos reflejan que la mayoría de los mexicanos se empobrecieron con el gobierno neosocialista del presidente López Obrador.
Lo único que aumentó en el actual gobierno fueron las pérdidas de las empresas y, según la Auditoria de la Federación, millones de gasto público sin un destino claro.
En 762 auditorías realizadas por la ASF en 2022, encontraron gastos sin aclarar por 785 millones de pesos en el Tren Maya, 15 mil en Segalmex, antes Conasupo, 799 millones en Pemex, 62 millones en la refinería de Tula,110 millones en la refinería de Dos Bocas,121 millones en la CFE, 407 millones en las alcaldías de la CDMX y 14 millones en el aeropuerto Felipe Ángeles. En total 32 mil millones de pesos.
Todavía no hay cifras para 2023 y el 2024 de los gastos sin destino claro. No sabemos si Claudia Sheinbaum investigará esos desvíos y castigará a los responsables.
A la fecha, el gobierno de Morena no se molestó en aclarar esos millonarios desvíos, que hasta ahora están en el olvido.