A veces las cosas no son lo que parecen, y lo que ocurrió con Selena Gomez es prueba de ello. La semana pasada, Bloomberg festejó a la cantante por convertirse en multimillonaria, basándose principalmente en la valoración de 2 mil millones de dólares que le dieron a Rare Beauty, su empresa de cosméticos.
Pero hay un ‘pequeño’ problema: Rare Beauty aún no vale esta cantidad, más de seis meses después de contratar banqueros para encontrar un comprador a ese precio. Y ahora el proceso de venta está en suspenso.
De acuerdo con varias fuentes, el esfuerzo se centró en las estrategias, en lugar del capital privado, por lo que aún no se concreta la transacción y parece estar en pausa.
Rare Beauty es una empresa muy exitosa en el negocio de belleza. Anualmente factura más de 350 millones de dólares (según estimados) con productos como labiales, rubores y bases de maquillaje, por mencionar algunos. Incluso, algunas tiendas optan por tener los productos detrás del mostrador.
Más allá de que la cantante es fundadora y mayor accionista de la marca de cosméticos, su tabla de capitalización es un poco confusa.
Por ejemplo, las fuentes dijeron a Bloomberg que VMG Partners tiene una participación, pero dicha empresa no incluye a Rare Beauty en su sitio web, ni se ha divulgado públicamente (incluso por Bloomberg, que citó a New Theory Ventures de Nikki Eslami como el único inversor externo conocido).
Mirando hacia el futuro: el proceso de venta podría reiniciarse en 2025 o presentarse una propuesta inesperada ahora.
Sin embargo, una oferta pública inicial o fusión inversa pueden ser caminos más fáciles para que Selena Gomez alcance esos 2 mil millones de dólares.
La venta de Rare Beauty podría resultar en una menor participación y atención ‘personal’, al menos a largo plazo, pues mucho del movimiento que hay en redes sociales sobre la marca es gracias a que la misma Selena Gomez es imagen. ¿Y esto en qué se traduce? Reduciría el valor inherente del activo.
Existen empresas estratégicas en los sectores de la cosmética y el consumo en general que han realizado muchos de estos acuerdos, pero en su mayoría como pequeñas participaciones, para que la celebridad en cuestión siga participando activamente.
Pagar miles de millones de dólares para adquirir una marca puede parecer un riesgo demasiado concentrado, dada la naturaleza voluble de los consumidores de marca.
Uno de los ejemplos más ‘obvios’ podría ser Kylie Cosmetics, de Kylie Jenner, que vendió una participación del 51 por ciento a Coty por 600 millones de dólares en 2020.
Bloomberg informó el año pasado que Jenner quería recomprar su participación a Coty, lo que indica tensiones, pero que las dos partes no pudieron ponerse de acuerdo sobre el precio.
