Este martes se definirán líneas de acción política y democrática tanto en México como en Estados Unidos.
En la Unión Americana, el primer debate presidencial tendrá la posibilidad de potenciar a un posible líder en la contienda. Como están las cosas el día de hoy, con números cerrados y empates en los seis estados definitorios de la elección, no hay nada para nadie entre Kamala y Trump. No hay ganador claro ni definido.
El debate de esta noche podrá ofrecer, especialmente para los votantes independientes, argumentos y posturas convincentes por parte de los candidatos.
Muchas interrogantes sobre la mesa se disiparán esta noche.
Mientras que Trump atacará la estrategia económica de la señora Harris y lo que él llama el fracaso económico de Biden, apuntando con certeza a lo que más de uno ha señalado como las áreas débiles de la candidata demócrata, la señora Harris pretenderá presentar un retrato claro de las ilegalidades, delitos, abusos que su contrincante ha cometido como candidato y cuando fue presidente.
Kamala intentará proyectar la reconstrucción de un país unido, próspero y que mira al siglo 21, mientras que Trump hablará a sus simpatizantes de las ideas y conceptos que ha repetido a lo largo de la campaña: inmigración destructiva para los empleos americanos, frontera débil y porosa como amenaza a la estabilidad, impulso de la economía doméstica mediante incentivos que eleven la inversión interna, descuentos fiscales a las empresas, reducción del gasto social y los programas para minorías.
El encuentro podrá ser esencial para perfilar ventajas entre ellos, en acusar los riesgos y debilidades de cada uno, de comunicarle al público estadounidense por qué uno es mejor que otro.
A menos de dos meses de la cita electoral, ambos candidatos dependen profundamente del resultado del debate esta noche y, como suele suceder, del spin o el debate posterior al debate, que sucederá en los medios inmediatamente después: ¿quién ganó?, ¿quién fue más efectivo en comunicar ideas, conceptos y emociones?, ¿quién resultó más puntual en los ataques y fuerte en las defensas?
Es aventurado decir que la elección pudiera decidirse esta noche; sin embargo, el impacto que cada uno pueda tener entre las audiencias puede ser el fiel de la balanza el 5 de noviembre en una elección extremadamente cerrada, competida y polarizada.
Para México también puede tratarse de un día histórico; muy probablemente lo será.
El largo debate en torno a la reforma judicial llega a su fin. Como está previsto, después de la aprobación el domingo en comisiones del Senado, hoy martes se dará la primera lectura frente a todos los senadores, que es el requisito legislativo previo a la votación generalizada en el pleno.
No hay mañana.
La votación y las mayorías se construyen a partir del quórum: es decir, a partir de los asistentes. Por ello resulta vital que 100 por ciento de las y los senadores estén hoy en sus curules para emitir su voto.
Rumores corren por todas partes de si Morena ha “comprado”, convencido, coercionado a alguno o algunos senadores de oposición para obtener su voto.
En una cámara compuesta por 128 senadores, la mayoría calificada se construye con 86 votos. No con 85, como Fernández Noroña y otros amigos de la transa y el trueque pretendieran transmitir.
Morena y sus aliados tienen garantizados los 85, les falta un voto. Afirman haber convencido a alguno del PRI o del PAN. Lo sabremos esta tarde-noche.
De la aprobación o el rechazo de esta reforma dependen infinidad de temas políticos, de Estado de derecho, de libertades y garantías, de solidez democrática. Si Morena triunfa en sus esfuerzos de avanzar con esta reforma y entregarle “un regalo el Presidente” saliente, México sufrirá un retroceso jurídico de proporciones históricas.
No sólo por el desmantelamiento irracional del Poder Judicial de la Federación, sino porque esto tendrá múltiples efectos económicos, financieros, de inversión, y control absoluto del país por un solo grupo político y, prácticamente, por un solo personaje.
El próximo gobierno, de Claudia Sheinbaum, se vería enormemente fortalecido con el fracaso en la aprobación de esta reforma. A pesar de las limitaciones y la indudable influencia de AMLO, la futura presidenta tendría cierto margen al contar con un Poder Judicial independiente y no sometido.
De no ser así, todos –Ejecutivo, Legislativo mayoritario, Judicial íntegro– estarían sujetos al caudillo que se va, pero se queda.
La llegada de su hijo Andrés a la Secretaría de Organización de Morena prefigura la construcción de una poderosa dinastía en el poder, con los López por más de un gobierno y generación. Extremadamente delicado y profundamente antidemocrático.
Hoy martes, día de definiciones electorales, políticas y democráticas en Estados Unidos.
Hoy martes, día fundamental para la supervivencia de la democracia en México.