A partir del 01 de octubre de 2024, Kershenobich asumirá la responsabilidad de liderar una secretaría que enfrenta una notable reducción presupuestaria, la integración del sistema IMSS-Bienestar, y un persistente desabasto de medicamentos, como hemos referido varias veces en este espacio.
Uno de los principales obstáculos para Kershenobich será la administración de un presupuesto reducido. Se estima que la Secretaría de Salud (SSa) sufrió un recorte presupuestal de más del 55% en el presente año, así que tendrá que remar cuesta arriba.
Por supuesto, esta disminución drástica de recursos no solo compromete la capacidad de respuesta ante emergencias, sino también el mantenimiento de programas de salud pública esenciales y la infraestructura hospitalaria. Así que negociar con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para asegurar fondos suficientes será crucial para garantizar el cumplimiento de las responsabilidades de la SSa, sobre todo en áreas críticas como la compra y distribución de medicamentos.
Otro reto significativo del próximo secretario de Salud será la centralización de los servicios de salud, bajo el programa IMSS-Bienestar, ahora dirigido por Alejandro Svarch quien comandó la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) hasta hace poco.
Es importante resaltar que dicho modelo busca centralizar el presupuesto y la gestión de los servicios de salud en una sola entidad, con el fin, en teoría, de mejorar la eficiencia y cobertura. Sin embargo, esta reorganización ha generado resistencia de algunos estados (sobre todo de los gobernados por la oposición) y desconfianza en la capacidad del IMSS-Bienestar para manejar las demandas crecientes de atención médica.
La relación de Kershenobich con Zoé Robledo, director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y la gestión de la coexistencia de este modelo con los sistemas estatales serán fundamentales para evitar conflictos y asegurar una implementación armoniosa. En una tercera pata quedó el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), ahora a cargo de Martí Batres, todavía jefe de Gobierno de la capital mexicana, pero de este tema hablaremos en una siguiente entrega.
Como sabemos, el problema del desabasto de medicamentos ha sido una constante en los últimos años y representa un reto crítico para Kershenobich. Durante su tiempo como director del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, Kershenobich tuvo experiencia de primera mano con las dificultades de suministro, especialmente durante la pandemia de Covid-19.
Es claro que para resolver como Dios manda los problemas de adquisición y distribución de medicamentos se requerirá de una reestructuración de los procesos de compra, una mejor coordinación con las farmacéuticas (algo que se perdió durante todo este sexenio que está terminando) y la eliminación de trabas burocráticas que han paralizado el suministro adecuado de insumos médicos.
A pesar de estos desafíos, Kershenobich no carece de visión para la modernización del sector. Su plan “República Sana” busca impulsar la innovación mediante la adopción de nuevas tecnologías como la telemedicina y la biomedicina, así como fomentar estilos de vida saludables para la prevención de enfermedades.
La creación de alianzas público-privadas y la colaboración con instituciones académicas y empresas emergentes en el sector salud son pilares de su estrategia para mejorar la calidad de los servicios de salud y avanzar hacia la autosuficiencia sanitaria.
La gestión eficaz de la SSa, bajo la dirección de Kershenobich, dependerá en gran medida de su capacidad para coordinarse con otras instituciones clave, como Birmex, a cargo del general Pedro Jens Lohmann, y la Secretaría de la Función Pública (SFP), liderada por Raquel Buenrostro.
En suma, el nombramiento de David Kershenobich como secretario de Salud marca el comienzo de una fase crucial para el sistema de salud en México. Su experiencia, junto con una clara visión de innovación y colaboración, será vital para superar los desafíos actuales. La gestión eficaz del presupuesto, la implementación exitosa del sistema IMSS-Bienestar, la resolución del desabasto de medicamentos y la puesta en marcha de todo el andamiaje de La Clínica es Nuestra, son tareas que definirán el éxito de su mandato. La expectativa es alta, el presupuesto es mínimo, pero la salud de millones de mexicanos depende de las decisiones y acciones que tome en los próximos años.
Andrés Manuel López Obrador, presidente saliente, y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, se reunieron en Palacio Nacional con varios gobernadores para discutir la transición del sistema de salud y la consolidación del programa IMSS- Bienestar. Este encuentro también contó con la presencia de David Kershenobich, próximo secretario de Salud, y Alejandro Calderón Alipi, director de Servicios de Salud del IMSS-Bienestar; la idea era evaluar el estado actual del sistema de salud que se entregará al próximo gobierno, en preparación para el inicio formal del proceso de entrega-recepción de las instituciones de salud.