¿Si el país se desborda, si hay tanto riesgo, por qué el dólar sigue abajo de 20 pesos? Hay empresas que brindan pistas para responder.
Para algunas, los cambios internos de un país no tienen tanta relevancia. Las dedicadas a la tecnología pueden atender clientes desde donde sea a donde sea y solo requieren internet.
México está a punto de cambiar su historia con cambios al Poder Judicial; es muy importante, pero en la gigante Accenture planean quedarse al menos otros 30 años.
“Estamos aquí para quedarnos, no importa lo que suceda”, dijo ayer en Mérida, Jorge Castilla, ante empleados y funcionarios locales. El director en México de este corporativo presentó ayer una expansión de sus instalaciones yucatecas, que junto con las de Monterrey y las de la Ciudad de México, ocupan a unas cinco mil personas de un ejército global de 750 mil.
Los mexicanos realizan tareas que van de la venta de servicios de ciberseguridad a los de inteligencia artificial generativa. El incipiente mercado laboral mexicano en estas áreas beneficia a ambas partes: unos ganan mejores salarios, los otros reducen costos.
El avance en el territorio nacional es interesante, pero más aún lo son ciertas jugadas de esta compañía de origen estadounidense y oficinas centrales en Dublín, que podrían ahora meter al país al negocio de la alta manufactura de semiconductores que tanto desea el equipo de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, para llevar a la gente a una senda de altos sueldos.
Todo partió de una serie de eventos suscitados desde 2021 y que en México tiene raíces en Querétaro. En esos días, Accenture, tradicionalmente vinculada con actividades de servicios, avanzó hacia la manufactura, a las fábricas que vienen cambiando la vida de la gente del Bajío.
Lo hizo cuando en marzo de ese año, esta empresa completó la adquisición de Pollux, un proveedor de soluciones de automatización y robótica industrial fundada en Joinville, Brasil. Fue su primera adquisición de una compañía de robótica industrial.
En sus instalaciones queretanas, Pollux tiene capacidades útiles para el empaque de nueva generación, del tipo que requiere la avanzada manufactura de semiconductores.
Consideren por qué es complicado. Los nuevos semiconductores pueden tener una dimensión de apenas dos o tres nanómetros. Comparar su tamaño con un grano de sal equivale a hacerlo con una canica frente al volcán Popocatépetl.
La automatización digital es indispensable cuando los ojos o las manos no son útiles para ciertos procesos. Accenture es experta en auxiliar a otras compañías justamente en eso. Conociéndolo bien, el paso natural fue entrar en la otra parte del negocio.
En México se le acomodan las cosas. El país tiene acuerdos de libre comercio con Japón, con Europa, y el más relevante, el TMEC que comparte con Estados Unidos y Canadá para exportar a esas naciones sin pagar impuestos de entrada o aranceles.
En Querétaro, Pollux ya tiene un equipo que atiende a clientes de esos lugares. El que estructura en Yucatán, le permitiría próximamente exportar, digamos, a la costa este de Estados Unidos por su cercanía vía barco o avión, con una ventaja adicional:
El 28 de junio, un decreto federal estableció que el gobierno ofrecerá beneficios fiscales a quienes manufacturen productos tecnológicos como semiconductores en dos “Polos Industriales del Bienestar de Yucatán”, grandes terrenos ubicados entre Progreso y Mérida.
Estos incluyen depreciación acelerada de activos, exención del IVA durante cuatro años, y del ISR por al menos tres.
Accenture tiene una sigilosa, pero sólida estrategia de avance hacia el negocio de chips. Su presidenta y CEO, Julie Sweet, avisó de la reciente compra de otra compañía, la holandesa Teamexpat, dedicada al uso de luz ultravioleta para imprimir patrones finos en materiales semiconductores, que definen su rendimiento.
Esta empresa con ventas superiores a los cinco mil millones de dólares mensuales está tejiendo una red de suministro para la industria estratégicamente más importante para Estados Unidos y México ya está conectada en ese proceso. De acuerdo con su director nacional, no tienen planes de irse, pase lo que pase.