El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, visitó el martes a Egipto y Qatar, otros mediadores, mientras avanzaba con la última misión diplomática para asegurar un cese del fuego en Gaza, incluso cuando Hamás e Israel señalaron que persisten los desafíos.
El grupo militante Hamás calificó la última propuesta que se le presentó como una “revocación” de lo que había acordado y acusó a Estados Unidos en una declaración de aceptar “nuevas condiciones” de Israel. No hubo respuesta inmediata de Estados Unidos.
Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reunió con grupos de derechas de familiares de soldados caídos y rehenes en Gaza.
Los grupos, que se oponen a un acuerdo de alto el fuego, dijeron que Netanyahu les había dicho que Israel no abandonará dos corredores estratégicos en Gaza, cuyo control por parte de Israel ha sido un obstáculo en las conversaciones. La oficina de Netanyahu no hizo comentarios sobre sus versiones.
Un alto funcionario estadounidense rechazó como “totalmente falsos” los supuestos comentarios de Netanyahu de que le había dicho a Blinken que Israel nunca abandonaría los corredores de Filadelfia y Netzarim. El funcionario habló bajo condición de anonimato para poder comentar las conversaciones diplomáticas privadas de Blinken.
La reunión de Netanyahu con las familias se produjo después de que el ejército israelí dijera que había recuperado los cuerpos de seis rehenes tomados en el ataque de Hamás del 7 de octubre que dio inicio a la guerra, lo que provocó un nuevo dolor para muchos israelíes que desde hace tiempo presionan a Netanyahu para que acepte un alto el fuego que permita el regreso de los rehenes restantes. El martes se celebraron nuevas protestas.
Las reuniones de Blinken en Egipto, país fronterizo con Gaza, y en Qatar, donde viven algunos líderes de Hamás en el exilio, se producen un día después de que se reuniera con Netanyahu y dijera que el primer ministro había aceptado una propuesta estadounidense para tender puentes entre Israel y Hamás. Blinken pidió a Hamás que hiciera lo mismo. Los funcionarios no dieron a conocer los detalles de la propuesta.
Pero parece haber grandes diferencias entre las dos partes, aunque las declaraciones airadas a menudo sirven como tácticas de presión durante las negociaciones.
Ha habido una urgencia adicional para sellar un acuerdo después de los recientes asesinatos selectivos de líderes militantes de Hamás y Hezbolá en Irán y Líbano, ambos atribuidos a Israel, y las promesas de represalias que han generado temores de una guerra regional más amplia.
El ejército israelí dijo que sus fuerzas recuperaron los seis cadáveres de rehenes en una operación nocturna en el sur de Gaza, y que murieron durante un período en el que las tropas operaban en Khan Younis.
Hamás dice que algunos cautivos han muerto en ataques aéreos israelíes, aunque los rehenes que han regresado han hablado de las difíciles condiciones en que se encuentran en cautiverio, incluida la falta de alimentos o medicamentos.
La recuperación de los restos supone también un golpe para Hamás, que espera intercambiar rehenes por prisioneros palestinos, una retirada israelí y un alto el fuego duradero.
El ejército dijo que había identificado los restos de Chaim Perry, de 80 años; Yoram Metzger, de 80 años; Avraham Munder, de 79 años; Alexander Dancyg, de 76 años; Nadav Popplewell, de 51 años; y Yagev Buchshtav, de 35 años. Metzger, Munder, Popplewell y Buchshtav tenían familiares que también fueron tomados como rehenes y fueron liberados durante un alto el fuego en noviembre.
La muerte de Munder fue confirmada por el kibutz Nir Oz, la comunidad agrícola donde se encontraba entre los 80 residentes capturado.
Dijo que murió después de “meses de tortura física y mental”. Las autoridades israelíes habían determinado previamente que los otros cinco estaban muertos. No hubo informes de víctimas entre israelíes o palestinos en la operación de recuperación.
Se cree que Hamás aún mantiene como rehenes a unos 110 capturados el 7 de octubre. Las autoridades israelíes estiman que alrededor de un tercio están muertos.
El 7 de octubre, militantes dirigidos por Hamás irrumpieron en las defensas israelíes y arrasaron el sur del país, matando a unas mil 200 personas, en su mayoría civiles, y tomando como rehenes a unas 250. Más de 100 fueron liberados a cambio de palestinos encarcelados en Israel durante el alto el fuego del año pasado.
La ofensiva israelí en represalia ha matado a más de 40 mil palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no hace distinción entre civiles y combatientes en su recuento. La ofensiva aérea y terrestre ha causado una destrucción generalizada y ha obligado a la gran mayoría de los 2.3 millones de habitantes de Gaza a huir de sus hogares, a menudo varias veces. Los grupos de ayuda temen el brote de enfermedades como la poli.
El martes, un ataque aéreo israelí mató al menos a 12 personas en una escuela convertida en refugio en la ciudad de Gaza. La Defensa Civil Palestina, los primeros intervinientes que operan bajo el gobierno dirigido por Hamás, dijo que alrededor de 700 personas se habían refugiado en la escuela Mustafa Hafez. El ejército israelí dijo que el ataque estaba dirigido contra militantes de Hamás que habían establecido un centro de mando allí.
“No sabemos a dónde ir… ni dónde refugiar a nuestros hijos”, dijo Um Khalil Abu Agwa, una mujer desplazada allí.
Un ataque aéreo israelí en Deir al-Balah alcanzó a personas que caminaban por la calle y siete personas murieron, entre ellas una mujer y dos niños, según un periodista de Associated Press que contó los cadáveres. Más de 20 personas resultaron heridas.
Otro ataque aéreo en el centro de Gaza mató a cinco niños y a su madre, según el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa, donde un periodista de AP contó los cadáveres.
Los palestinos desplazados por las recientes órdenes de evacuación israelíes se amontonaron en zonas ya abarrotadas. Un niño de Deir al-Balah dormía sobre un cartón mientras los insectos volaban alrededor de su cara.
“¿Van a cavar el suelo y arrojarnos allí, o nos van a poner en un barco y arrojarnos al mar? No lo sé”, dijo un hombre, Abu Shady Afana.
