¿Cuántas marcas hay en México de coches chinos? Chirey, JAC, MG Motor, y las que reúne la empresa Motornation: Changan, BAIC y JMC reportan sus datos en los informes de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores. Pero no son las únicas.
Ahí está Jetour, propiedad de Chery Holdings. Y solo estamos hablando de coches.
¿Cuántas marcas chinas de smartphones existen? ¿Y de pantallas, y de herramientas?
Tal avance puso a la defensiva a un individuo que no se caracteriza por hacer declaraciones ruidosas.
Fue el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quien en un estilo ‘trumpista’ reclamó que México no tiene un comercio recíproco con China.
“Nos vende y no nos compra” ese país, lo que amerita hacer una revisión y proteger a México, advirtió, durante un evento público en San Luis Potosí.
¿Qué significa “protegernos”? ¿Castigar con impuestos las importaciones? Ojalá que no.
Una medida de ese tipo la pagarían ustedes, quienes amablemente leen este texto.
Pagarán directamente si compran coches con un arancel, o en caso de decidirse por otro, lo harán al momento de comprar otro vehículo más caro que los automóviles procedentes de esa nación asiática.
Los vecinos se asustaron, también. El 14 de mayo de este año, el gobierno de Joe Biden en Estados Unidos anunció aranceles del 100 por ciento a todos los vehículos eléctricos de China.
Donald Trump, el actual candidato republicano a la presidencia de ese país, ya advirtió que impondrá un castigo similar a la entrada del resto de los coches que crucen el Pacífico desde allá. Falta que gane, claro está, pero una victoria de la demócrata Kamala Harris no cambiaría mucho la postura de la Unión Americana.
Quizás algo hablaron recientemente desde allá con Ramírez de la O, quien puso atención en un tema que no es frecuente en su oficina.
Barreras, aranceles, castigos. Es la respuesta que hasta ahora ha surgido de las naciones que presumen de una economía avanzada, para detener la competencia de los chinos.
Estos últimos no son un ejemplo a seguir. Su gobierno fortalece una dictadura y reduce el poder democrático de su población. También pasó por encima de la ecología en el ánimo de aumentar el tamaño de su economía.
Pero en otro sentido, esta generación ha sido testigo de una reducción de la pobreza china a una velocidad que no ha conseguido nación alguna.
Estados Unidos puede tener su propia estrategia, por más mala que sea. ¿Pero cuál será la de México, ahora que este país estrenará gobierno al cierre del año? ¿Seguir ciegamente la posición binaria de los vecinos?
El país que creció más rápidamente entre las potencias globales fue China y no lo hizo mediante una política de bloqueo a los productos extranjeros.
Es cierto que allá no hay Google, sino Baidú y que en lugar de WhatsApp, Facebook o Instagram, hay Wechat. Pero los Tesla y los iPhone de Apple se venden en ese país tan fácilmente como en este continente. Vaya, China no creció porque se cerró al mercado exterior, por el contrario.
La clave estuvo en permitir el libre comercio, capturar la tecnología de las empresas que fueron a instalarse a ese país, entender lo que hacían y hacerlo igual o mejor. Así surgió BYD o los celulares Huawei.
Lo que conviene pensar es: ¿qué vamos a vender a los chinos?
En lo que el secretario de Hacienda saca medidas a una barda, se abren oportunidades, por ejemplo, en los servicios.
¿Ya saben los chinos qué ciudades pueden visitar viajando en el Tren Maya? ¿Hay una campaña de atención a turistas en mandarín?
No solamente en hoteles y restaurantes que pagan tan poco que solo prolongan la pobreza de las familias. ¿Hay médicos que hablen chino? ¿Hay campañas, digamos, de alta costura o para la arquitectura mexicana?
Bien haría el próximo secretario de Economía, Marcelo Ebrard, en hacer una lista de oportunidades y preparar a mexicanos que atiendan clientes del lejano oriente. Eso en el corto plazo. En el largo, la clave está en la capacitación, en la educación de los mexicanos.
Ojalá que no nos limitemos a hacer lo más fácil, que es imponer aranceles.