Kamala Harris, la vicepresidenta de Estados Unidos que ha dado ‘un salto’ hacia la candidatura presidencial demócrata, ha recibido comentarios negativos y apodos por parte de su rival, Donald Trump, quien contiende este año para ser presidente otra vez.
Trump, cuya estrategia ha sido empujar apodos sobre sus principales rivales, no tardó en llamar a la vicepresidenta “Kamala la que ríe” y “Kamala la risueña” en redes sociales.
Apenas en un mitin de Michigan el pasado 20 de julio, Trump dijo: “Yo la llamo Kamala la risueña. ¿La han visto reírse? Está loca. Se puede decir mucho de una persona por su risa. Ella está loca, loca”. Con estos comentarios, pareciera que Trump y su equipo de campaña quieren sugerir y empujar la idea de que Harris no tiene autoridad y de que su risa es un claro signo de incompetencia.
Como dijo el crítico de comedia del New York Times en su artículo sobre esta línea de ataque de Trump: “El argumento en contra de reír es que hace que un líder parezca menos serio”.
La campaña de Trump se encuentra renovando su estrategia de manera rápida, luego de que Joe Biden se bajara de la contienda; la principal línea de discurso era la edad de Biden, de 81 años. Sin embargo, Harris es mucho más joven que Trump. La estrategia está siendo cambiada para evitar que, con sus ataques contra Kamala, Trump pierda a los votantes que más necesita: las mujeres, las personas negras y las hispanas. Si se decide por una línea de ataque desde el racismo y el sexismo o misoginia (misogynoir), podría socavar el mensaje republicano de unidad que se ha intentado proyectar.
Los oponentes de Kamala Harris han considerado que burlarse de la risa de la vicepresidenta podría dañar su imagen, no solo porque la hacen parecer una persona poco seria, sino también ridícula. En otras palabras, el equipo de Trump esperaba que los chistes y videos virales de Kamala riendo socavaran el liderazgo de la demócrata y que esto animara a la gente (a los votantes) a burlarse desdeñosamente de ella.
Es posible que Trump y sus aliados hayan malinterpretado a qué se enfrentaban al apodarla “Kamala la que ríe” y burlarse de ella, apunta Maria C. Scott, profesora de la Universidad de Exeter.
“El humor (y la risa) ayudan a crear conexiones simpáticas entre las personas que comparten un chiste y se ríen. Pero los chistes a menudo se basan en un público que no siente simpatía por el objeto de burla. Pero si el blanco de la broma es ella misma riéndose, como en el caso de Harris, esto crea un problema: es probable que nuestro desprecio sea anulado por nuestra simpatía con la persona que se ríe. En otras palabras, es posible que nos encontremos riéndonos con ella y no de ella”, explicó la especialista en un análisis de The Conversation.
Por eso, señalar la risa como arma política se enfrenta con el poder de la alegría. Las publicaciones sobre Harris en redes sociales suelen hacer referencia a la risa de Harris de manera empática y positiva, contrario al efecto buscado por los republicanos que la señalan.
why did I stay up till 3am making a von dutch brat coconut tree edit featuring kamala harris and why can’t I stop watching it on repeat pic.twitter.com/hqcmerD1Pb
— ryan (@ryanlong03) July 3, 2024
La seriedad, entonces, puede ser una marca de sabiduría, pero también puede indicar que alguien no es consciente de lo absurdo que uno mismo es. El equipo de Harris parece haberlo entendido: ahora están ocupados destacando la “extraña” seriedad de Trump.
Incluso, es posible que poner el foco de atención sobre la risa y la alegría de Kamala Harris haya sido un error de estrategia por parte del equipo de Trump, un hombre cuya risa no ha sido mostrada de manera pública. De hecho, ahora existe el riesgo real de que el comportamiento serio y sin risa del republicano le juegue en contra, posicionándolo como autoritario y también como objetivo risible, señala Maria C. Scott.
La estrategia de Trump y su equipo para hacer creer que la risa de Kamala significa que es una mujer “rara” no es nueva para las mujeres negras en Estados Unidos, que tienen una larga historia de lucha contra la violencia y la opresión en todos los campos, incluyendo el político.
Con demasiada frecuencia, se señala a las mujeres negras que ríen y gozan, para ridiculizarlas. “Se dice que son demasiado ruidosas, demasiado emocionales, bueno, demasiado ‘mujeres negras’”, puntualiza Duchess Harris, profesora de Estudios Americanos del Colegio Macalester y quien forma parte de la junta de asesores de “The Kamala Harris Project”.
En la cultura popular, las mujeres negras han sido caricaturizadas como “demonios sexuales provocativos”, como “zafiros castradores” y como “mamás serviles y cariñosas”, pero ninguna de estas etiquetas define a Kamala Harris, por ello, Trump ha intentado un nuevo tropo: “Kamala de la risa loca”.
En medio de las críticas conservadoras sobre Harris, ella allana el camino y trae alegría a la campaña estadounidense, con sus anécdotas, su risa y sus bailes que se han hecho virales también. Harris parece encarnar la idea de la alegría negra, un movimiento nacional que tomó impulso en 2020, luego del asesinato de George Floyd, señala la especialista.
Kamala Harris está en un momento crucial en el que tiene que reinventarse como candidata presidencial, incluso antes de que el Partido Demócrata la nombre de manera oficial.
Toni Morrison, premio Nobel, ha apuntado que la mujer negra “no tiene nada a lo que recurrir: ni a la masculinidad, ni la blancura, ni la feminidad, ni nada”. A partir de ello es que Harris puede inventarse a sí misma en los siguientes meses, destacó Dutchess Harris.
“Harris necesitará mucho apoyo para una campaña exitosa, de las mujeres negras y de muchas otras. Habrá temas serios que debatir, desde la seguridad fronteriza hasta la política exterior y la economía. Pero Harris también tiene una oportunidad real de contrastar su humor y energía positiva con una visión muy oscura del Partido Republicano, sin dejar que dicten cuándo está bien que se ría”, acotó.
Con información de Bloomberg y The Conversation.