La construcción de vivienda en Nuevo León, durante el primer semestre del año y en los últimos cinco años, ha caído 35 por ciento, según los datos públicos del Registro Único de Vivienda (RUV).
Aunque si se toman los años completos del 2019 a 2023 la caída es del 23.59 por ciento.
De acuerdo con el RUV al cierre de junio de este año se edificaban ocho mil 807 unidades, cifra inferior a las 13 mil 688 que se tenían en obra en 2019, año previo a la pandemia.
Un comportamiento similar ha tenido si se comparan los años completos pues la cifra cae de 29 mil 193, en el 2019, a 22 mil 306 al cierre del 2023.
Pese a esto, Nuevo León se sigue afianzando como el estado líder en construcción de vivienda a nivel nacional.
De acuerdo con expertos la caída en la construcción de vivienda se debe a una combinación de factores económicos, políticos y sociales.
Los costos de materiales y de mano de obra están encareciendo los proyectos; el acceso limitado a financiamiento debido a los altos costos ha dificultado que los desarrolladores y compradores tengan potenciales préstamos.
Además de que la inflación y las tasas interés han erosionado el poder adquisitivo de los consumidores.
Esto también se ha reflejado en el precio de la vivienda que en los primeros tres meses del año se apreció 9.7 por ciento a nivel nacional, respecto al mismo periodo de 2023 y de, 11.8 por ciento en la zona metropolitana de Monterrey.
La Sociedad Hipotecaria Federal explicó que, al menos en Nuevo León, esto se debió al crecimiento en el precio que tuvieron las unidades con dos baños.
Durante 2019, el precio promedio de la vivienda se había incrementado en 8.8 por ciento y para el cierre del 2023, esta alza alcanzó el 11.3 por ciento.
De acuerdo con un análisis de BBVA el aceleramiento en los precios de la vivienda, principalmente con crédito hipotecario se debe a una demanda constante “con fundamentos demográficos como la formación de hogares y la movilidad habitacional, un crecimiento económico que se ha mantenido constante en la última década”.
Así como por una oferta de vivienda acotada, sobre todo a partir de la pandemia y la restricción de permisos de construcción como ha sucedido en la Ciudad de México.
