En 37 días arranca una edición más de los Juegos Olímpicos. En 2017, París ganó oficialmente la elección para ser anfitriona del evento y pese a que siempre se habla de las bondades de los mega eventos, no todos están felices con la oportunidad porque ha implicado gastos millonarios que hoy reclaman los ciudadanos. Un grupo de inconformes ha extendido una protesta para “ensuciar” el río Sena en próximos días y arruinar los planes del gobierno francés.
Bajo el lema: “Je Chie Dans La Seine Le 23 Juin”, la iniciativa invita a defecar en el río Sena el 23 de junio. Los manifestantes pretenden que el reclamo por los altos costos de los Olímpicos tenga eco alrededor del mundo y, principalmente, que sea escuchada por los gobernantes.
Además otros grupos alertan sobre el riesgo para los atletas de nadar en aguas contaminadas, pese a que del otro lado aseguran que todo estará listo para recibir las competencias.
El gobierno francés y el ayuntamiento de París han trabajado durante varios años y han invertido una millonaria cantidad para limpiar el río Sena, la emblemática corriente de agua que corre junto a la torre Eiffel, el objetivo es que albergue las competencias de natación que forman parte de la prueba de triatlón y los diez kilómetros de natación en aguas abiertas.
Sin embargo, en el Sena está prohibido nadar desde 1923. El presidente Emmanuel Macron prometió que quedaría listo para sumergirse sin riesgos para la salud, incluso dijo que lo comprobaría por sí mismo y a los ojos de sus gobernados. La fecha sigue pendiente.
Por lo pronto, la alcaldesa de París está convencida de que los esfuerzos serán suficientes para garantizar la seguridad de los atletas y mantiene la promesa de nadar en el río previo a la inauguración: “Es un compromiso firme de nuestra parte”, dijo Anne Hidalgo.
En agosto del año pasado, cuando no todas las obras habían terminado, una temporadas de lluvias forzó a suspender dos pruebas de aguas abiertas que buscaban ser un ensayo para los Juegos Olímpicos.
Con información de EFE.
