Faltan apenas unas horas para que se celebre la investidura del presidente en Venezuela, y la tensión crece según se aproxima el momento. La oposición a Nicolás Maduro se moviliza por todo el mundo para tratar de impedir que el actual presidente vuelva a asumir el cargo tras un resultado electoral confuso. Cinco meses después de aquellas elecciones, Maduro sigue en la misma posición: preparado para tomar posesión y defendiendo su victoria en los comicios de julio (aunque sin hacer públicas las actas electorales).
Al mismo tiempo, el opositor Edmundo González Urrutia no está dispuesto a ceder la presidencia, y para ello cuenta con el respaldo de países como EEUU y Argentina, que lo han reconocido “presidente electo”, mientras que la UE ha acordado no reconocer el triunfo de Maduro. González Urrutia, que salió de Venezuela en septiembre para asilarse en España y que inició hace unos días una gira por América para reunirse con mandatarios aliados, asegura que este viernes llegará a Venezuela para asumir el puesto de presidente electo. El ministro de Interior de Maduro, Diosdado Cabello, ha advertido, por su parte, de que “apenas ponga un dedo en Venezuela será detenido”.
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