Esta modalidad de alquiler de vehículos facilita la transición hacia modelos eléctricos y la adaptación progresiva a las nuevas normativas ambientales
En el mundo actual, la distribución urbana de mercancías es de vital importancia para la vida urbana. Tan cierto como esto es que el servicio que presta lleva aparejados impactos en la sostenibilidad que no pueden ser ignorados. De ahí que adoptar prácticas más respetuosas con el medio ambiente sea vital no solo para mejorar la calidad de vida en las ciudades, sino también para contribuir a la lucha contra el cambio climático. En definitiva, es responsabilidad de todos, desde los gobiernos hasta las empresas y los ciudadanos, trabajar juntos para desarrollar un sistema de distribución más sostenible.
No hay duda de que los vehículos de reparto, a menudo impulsados por combustibles fósiles, emiten grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y otros contaminantes. Estos gases afectan a la calidad del aire y contribuyen al calentamiento global del planeta. Además, el ruido generado por estos vehículos tiene repercusiones en la calidad de vida de los residentes urbanos, especialmente en áreas densamente pobladas.
A todo ello se suma que la propia densidad de vehículos de reparto favorece la congestión del tráfico y retrasa las entregas, lo cual se traduce a su vez en pérdidas económicas, mayor probabilidad de accidentes, superiores niveles de estrés de los conductores y peor circulación rodada en general de todos los ciudadanos.
Una de las herramientas legislativas desarrolladas para poner coto a estos males es la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aprobada en mayo de 2021 y pensada para permitir alcanzar los compromisos de descarbonización adquiridos por España a nivel internacional y europeo. La norma establece la meta de la plena descarbonización de la economía antes de 2050 e incluye el establecimiento de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en los municipios más poblados del país o con niveles de contaminación más elevados.
En esta transición es vital la electrificación del transporte, no solo de los turismos sino también de los vehículos que hacen posible el reparto urbano. Y, del mismo modo que sucede con los coches particulares, los de distribución tienen en el renting un facilitador para el cambio hacia la electrificación, especialmente si tenemos en cuenta la posibilidad que ofrece esta fórmula de electrificar parcialmente la flota en contratos que de media están en cinco años o a través de soluciones flexibles que permiten una adaptación progresiva a la normativa.
Firmas como Arval ofrecen el renting de furgonetas como medio para rebajar las numerosas cargas fiscales que soportan los autónomos. Esta modalidad de alquiler facilita el acceso a algunas de las mejores furgonetas del mercado, así como disfrutar en su caso de las ventajas añadidas que suponen las de propulsión eléctrica. Además, los trabajadores pueden desentenderse de preocupaciones como el mantenimiento y tener más controlados los gastos, aparte de que pueden deducirse la totalidad de sus cuotas.
Como decimos, esta alternativa de movilidad resulta aún más ventajosa si se opta por las furgonetas eléctricas de renting. Estas conllevan una mayor eficiencia y un ahorro considerable de costes —por supuesto, el de combustible— y añaden beneficios como la facilidad de aparcamiento en las ciudades o la posibilidad de circular por las Zonas de Bajas Emisiones.
Arval Pro, por ejemplo, es un servicio que suministra una solución integral para las flotas operativas de vehículos comerciales ligeros de empresas de todo tipo, desde flotas corporativas a pymes y autónomos. Diseñado para responder a las necesidades específicas de cada empresa, Arval Pro pretende acompañar al cliente a lo largo de todo el recorrido, desde el pedido a la devolución, con el asesoramiento de un equipo de expertos, y cuenta con especialistas en las gamas de vehículos electrificados existentes en el mercado español.
Soluciones como esta adquieren una especial relevancia en un contexto donde el parque de vehículos comerciales presenta una notable longevidad, según ha destacado la última edición del Arval Mobility Observatory. Es especialmente preocupante la antigüedad de los vehículos transferidos en los canales de empresas e importación, a diferencia de lo que ocurre en el mercado de turismos de ocasión, aspecto todavía más acusado en el caso del canal de rent a car. El mismo informe señala que las transferencias de vehículos de ocasión aumentaron un 3,4% en 2023 en relación con el año anterior, con un crecimiento especialmente significativo en vehículos comerciales (6,2%).
A pesar de su elevada edad media, la duración de las flotas de turismos y vehículos comerciales en España es medio año inferior a la media europea. La mayor rotación de flotas en nuestro país se relaciona con las políticas actuales de movilidad y eficiencia energética.
El estudio desgrana los factores medioambientales, reputacionales, económicos o normativos que impulsan el avance de las energías alternativas dentro de las flotas corporativas. Mientras que los porcentajes son especialmente parejos en el caso de los turismos, en las flotas de comerciales predominan las motivaciones ambientales y de ahorro.
En concreto, el 31% de los encuestados alude al menor impacto sobre el medio ambiente y el 30% se refiere al importante ahorro de combustible. A continuación se mencionan el menor coste de propiedad (23%), la mejora de imagen de la empresa (19%) y el cumplimiento de las políticas de RSC, que se cita en el 16% de las respuestas.
Sean cuales sean las razones de cada usuario, la flexibilidad del renting se presenta como un instrumento idóneo para facilitar la transición hacia vehículos que puedan seguir cumpliendo su labor pero con el menor coste posible para el medio ambiente.
