Varios enclaves al sur de Madrid destacan por su accesibilidad, su increible historia y el gran estado de conservación de sus múltiples monumentos históricos
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En el centro de la península ibérica, la comunidad autónoma de Castilla la Mancha alberga gran número de enclaves con características únicas, como ciudades antiguas, villas con encanto o una naturaleza singular. Así, la provincia de Toledo, al sur de Madrid, es una de las más representativas del territorio castellanomanchego por su historia y la de un gran número de pueblos que se encuentran situados en el mismo.
Con la estación de invierno haciendo muestra de todo lo que tiene que ofrecer, varios territorios a lo largo de la provincia se erigen como opciones ideales para preparar un pequeño viaje. Estos son tres pueblos muy bonitos en Toledo que son perfectos para una escapada de invierno:
Ubicado al sudeste toledano, la localidad de Consuegra destaca por ser uno de los municipios más antiguos de la región. Esto es así debido a la presencia de civilizaciones prehistóricas en el cerro Calderico, aunque no fue hasta la época de los romanos cuando el territorio verdaderamente comenzó a destacar.
Bajo el control del Imperio Romano, Consuegra —por aquel entonces denominada Consaburum— se convirtió en un pujante punto de encuentro al ubicarse entre medias de los caminos que dirigían al norte y al sur.
Así, el espacio fue dotado de elementos característicos de urbanismo clásico como puentes, calzadas, termas, foros, presas y un circo, entre otros. Con la caída de la civilización romana, ni el Reino visigodo ni el Califato cordobés dotaron de gran importancia al enclave, el cual sí recuperaría parte de su importancia años después, tras la reconquista.
Consuegra alberga gran cantidad de monumentos de diferentes épocas, como el castillo, de más de 800 años de antigüedad o sus famosos molinos de viento, que recuerdan a los mencionados por Miguel de Cervantes en su 'Don Quijote de la Mancha'.
De la misma manera, el enclave también cuenta con muchos otros monumentos históricos entre los que disfrutar y conocer más del pueblo, algunos de ellos son:
Ubicado al este de la provincia de Toledo, el pequeño pueblo de Tembleque destaca, entre otras cosas, por presentar una clásica estampa manchega. Así, uno de los espacios más significativos de la villa es su Plaza Mayor, que fue además emblema del barroco popular del siglo XVII y un lugar de reunión durante años, como continúa siendo en la actualidad.
Durante años el pueblo de Tembleque perteneció al previamente mencionado Consuegra, viviendo una historia similar hasta su independencia en 1509, cuando la reina Juana le otorga la condición de villa. Desde entonces, el enclave sufrió una gran decadencia —principalmente en los siglos XVIII y XIX— debido a una grave inundación, así como a múltiples saqueos e incendios durante la guerra de la Independencia española.
Sin embargo, la Plaza Mayor no es el único atractivo del pueblo, ya que cuenta además con otros espacios como la Plaza del Orden, con la cual se comunica a través de un pasadizo, o la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico. Además, la villa cuenta con varios monumentos religiosos más como las ermitas de la Purísima Concepción, de Loreto, de San Antón y de la Vera de la Cruz.
Por otro lado, las construcciones civiles destacan por sus blancas fachadas características de Tembleque, abarrotadas de ventanas y decoraciones en las puertas. Así, la Casa de las Torres y la Casa de Postas son dos de los elementos que resaltan la estética manchega típica de la zona.
A menos de media hora de la ciudad de Toledo, la villa de Orgaz destaca por su marcada historia, ya que desde años antiguos este pequeño territorio suponía un importante punto de encuentro para varias civilizaciones. Así, sus calles y monumentos aún conservan la estética que se les dio durante el Medievo.
Al atravesar sus murallas, ya sea por el Arco de San José o el de Belén, es posible disfrutar del impresionante casco antiguo. Sin embargo, el espacio más significativo del enclave es el Castillo de los Condes de Orgaz, datado del siglo XIV —aunque posiblemente levantado sobre una construcción anterior— y que se conserva en perfecto estado.
De la misma manera, el Puente de los Cinco Ojos permite cruzar el río Riansares a su paso por el pueblo. Al cruzarlo, es posible también apreciar la empedrada calzada que recorre el enclave. Al caminar por la villa, algunos edificios como la casa de Calderón de la Barca, la Iglesia de Santo Tomás Apóstol o el Expolio, darán un retrato exacto de las singulares características que definen la belleza del pueblo.