La antigua explotación agrícola Los Mimbrales, que el Gobierno compró hace una década para que se dejase de cultivar y así quitarle menos agua al acuífero, se renaturalizará recuperando los arroyos, reintroduciendo especies vegetales autóctonas y construyendo refugios para aves, murciélagos y conejos
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Pasó de manos privadas a públicas en 2015, bastante antes de los dos años de guerra entre los gobiernos central y andaluz por los regadíos en Doñana, y una década después se va a completar la operación. El Ejecutivo central puso entonces 50 millones de euros encima de la mesa para adquirir Los Mimbrales, una enorme finca de 932 hectáreas en término municipal de Almonte con derecho a extraer 6,8 hectómetros de agua que con el cambio de propiedad se dejaban de sacar del agotado acuífero. Ahora, transcurridos casi diez años, se cierra el círculo con un repintado integral en verde de unos suelos que dirán definitivamente adiós a su pasado agrícola.
La actuación es especialmente simbólica, porque se pretende que esta resurrección ecológica no sólo marque el paso en Doñana, sino que también sea un ejemplo europeo. De hecho, aspira a ser un referente de cómo deberían realizarse los proyectos al amparo del reglamento de restauración de la naturaleza que aprobó recientemente la Unión Europea.
Los Mimbrales es una antigua finca agrícola con una superficie de 932 hectáreas, de las que 550 estaban dedicadas al cultivo de cítricos y 77 al de fresas y arándanos. El proyecto diseñado por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) busca una vuelta a los orígenes de estas tierras, una renaturalización que aspira a convertirse en referente de la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza. Para ello, se ha dispuesto una inversión de 5,8 millones de euros y un plazo de ejecución de 15 meses.
¿Y cómo van a hacer estos suelos este viaje al pasado? Pues para ello se van a recuperar antiguos arroyos, se van a sellar los canales de drenaje de la ya desaparecida explotación agrícola y se va a restaurar la laguna temporal existente en este enclave, lo que se acompañará de la renaturalización de las abandonadas balsas de riego. Junto a ello, se recuperarán especiales vegetales autóctonas, se controlarán y limitarán las exóticas y se habilitará el conjunto como refugio para aves, conejos y murciélagos, además de reforzar la permeabilidad y conectividad con el parque nacional.
En definitiva, lo que se persigue es recuperar la funcionalidad ecológica de la finca. Esto implica resucitar la red hidrológica original (un complejo entramado de varios arroyos) y los ecosistemas asociados, lo que de paso conllevará una mejora de la calidad del agua que fluye hacia la marisma del Rocío. Cuando se adquirió la finca hace diez años se puso en marcha un proyecto de destoconado y eliminación de los cultivos agrícolas existentes, manteniéndose en este tiempo con un uso foresta que ha permitido una cierta regeneración natural de ciertas especies pioneras, principalmente jaguarzo, pero también la expansión de ejemplares exóticos.
Así que los primeros pasos incluyen la eliminación de especies invasoras, como el eucalipto (muy presente en la finca), la acacia y la caña común, que le han ganado mucho terreno a las plantas nativas. Y si unos se van otros llegarán, sobre todo alcornoques en las zonas húmedas y brezos en las áreas de matorral mediterráneo.
Eso sí, esto no significa que se vaya a sentenciar a todos los ejemplares de eucalipto, ya que se ha detectado que algunos de ellos los utilizan algunas de las especies protegidas de rapaces del espacio natural de Doñana. Así que se salvarán los ejemplares y agrupaciones de árboles con nidos o que se estén utilizando como atalaya.
Y donde hay rapaces debe haber conejos, que suponen su principal sustento, una especie que escasea pese a las muchas medidas que se han desarrollado para recuperarla en este entorno. Así que el proyecto de reforestación de Los Mimbrales incluye habilitar 10 puntos (majanos) que les sirvan de refugio a partir de acumulaciones puntuales de restos de madera gruesa y tocones procedentes de los eucaliptos que se retiren. Con forma circular, estarán rodeados por plantaciones a base de una mezcla de cereal leguminosa para atraer a estos animales y que se instalen permanentemente en la finca.
Otra de las actuaciones pasa por eliminar la mayoría de la treintena de construcciones que se erigen en estas tierras: almacenes de aperos, torretas de electricidad, losas de hormigón, casillas… Muchas de ellas están semiderruidas y otras se conservan en buen estado, algunas de las cuales se van a conservar tras comprobarse que cuentan con unas condiciones ideales para la anidación de algunas especies de aves.
En concreto, se han seleccionado para su rehabilitación tres edificaciones, que presentan una estructura en forma de torre con una casilla anexa. La idea es acondicionarlas como refugio de distintas especies de aves (entre ellas, lechuzas, cernícalos, abubillas, mochuelos y carracas) con la instalación en las fachadas de cajas nido. De manera complementaria, se hará lo mismo con cuatro refugios para murciélagos que se ubicarán en las cercanías de cada una de las balsas de riego que se van a naturalizar.
