Los efectos de la DANA que el pasado 29 arrasó parte de la provincia de Valencia quedan patentes en las toneladas de residuos que todavía permanecen apilados en multitud de vertederos improvisados
Paiporta, Benetússer y Catarroja exigen a la Generalitat el plan prometido para limpiar garajes y retirar vehículos
Tras la sorpresa, el miedo y la tragedia, tras los muertos y la destrucción, tras el dolor y la ira, queda la basura del diluvio. Toneladas de chatarra, escombros, muebles y barro apelmazado que hay que retirar y reciclar. Material tan sucio como contaminante que también es uno de los trágicos efectos de la DANA que asoló las localidades al sur de Valencia durante del pasado 29 de octubre. Un peligro que no es quimera, que ya es una turbia realidad, como han demostrado los dos incendios altamente tóxicos de Alberic y Catarroja.
Los apilamientos de coches destrozados, al borde las carreteras, plazas, solares y polígonos industriales, provocan imágenes espectaculares, como si se tratase de esculturas conceptuales y apocalípticas.
Muchos vecinos de los pueblos afectados por la DANA empiezan a preocuparse por los problemas de salubridad que esto puede provocar si el proceso de limpieza de basuras se prolonga demasiado. Es un tema muy complejo por el fenomenal volumen de residuos acumulados en un solo día y la sempiterna falta de medios.
Julio Valera, responsable de Agua y Residuos de Greenpeace, cuenta cómo se está abordando el tema de los residuos en los municipios afectados por la DANA en Valencia. “Ahora”, dice, “se está aún en la fase de limpieza de las viviendas, las plantas bajas, las calles”. “Todavía quedan bastantes sótanos con lodos en Catarroja, por ejemplo. Así que la retirada de los residuos es una segunda fase todavía no resuelta. Los vecinos afectados ven depositar los residuos a pocos metros de sus viviendas y se asustan. Necesitan que le quiten eso de encima pronto.”
El temor a las bacterias, las ratas y la contaminación preocupa a los vecinos de Catarroja, Sedaví, Massanassa... Ven como las montañas de basuras crecen a su alrededor y que las ayudas externas han ido disminuyendo. Ya no encuentran a los bomberos por las calles, el número de militares se ha reducido y también el de voluntarios.
“Lo que está pasando es que se están acumulando los residuos en cualquier parte, hasta que esos residuos se puedan gestionar de forma correcta”, continúa Julio Valera. “Todo esto se está dejando en espacios situados dentro de los municipios, con, por ejemplo, explanadas llenas de coches muy próximas a las viviendas. Es lógico que esto preocupe, sobre todo, con estos recientes incendios. Si este proceso se alarga puede haber posibles complicaciones para la salud, principalmente para los más vulnerables”.
Tal es el caso de Carmelo Casañ, vecino de Catarroja de 70 años, que ve con inquietud que en la calle Milagro, justo enfrente de la casa de su madre, a cuatro o cinco metros de distancia, la altura de los coches acumulados no cesa de crecer. Teme por la salud de su madre.
Nos da miedo que se olviden de nosotros y nos dejen así, con la basura ahí enfrente
Carmelo no puede dormir bien por las noches a causa de las pesadillas que vivió el día fatídico. En la oscuridad vio cómo varios vecinos tiraban cuerdas hechas con sábanas, mientras otros iluminaban con linternas y móviles, para poder salvar a cuatro personas de la planta baja de su edificio, donde el agua llegaba a más de dos metros de altura en la zona del patio. Carmelo también pudo alertar a sus dos hijos por el móvil para que no siguieran su viaje de regreso a Catarroja. Pocos minutos después se cortaron la luz y las líneas telefónicas.
María, otra vecina de Catarroja, contempla ahora como la zona verde próxima a su vivienda de la Avenida Rei Jaume I se ha convertido en un vertedero y un cementerio de coches. Las torres de vehículos alcanzan decenas de metros de altura. “Nos da mucho susto que se olviden de nosotros y nos dejen así, con la basura ahí enfrente”, dice.
Julio Valera, de Greenpeace, continúa explicando: “En un solo día se han generado más residuos de lo que se genera en un año entero en toda la Comunitat Valenciana”. Son cientos de miles de toneladas que hay que retirar, ya no solo de lodo, sino de vehículos, de basura, de escombros, de muebles, de todo.
Los lodos se están trasladando a una cantera y eso incluye, además, el contenido de las alcantarillas más los aceites y gasolinas de los coches, las gasolineras y los talleres. Es un cóctel alucinante imposible de separar y regenerar. En los contenedores de basuras, hay árboles, muebles, electrodomésticos, de todo, así que va a ser muy complicado separarlos y reciclarlos. Una auténtica tarea de Hércules.
Lo comenta Asunción Hidalgo, Ingeniera Química y Profesora Titular de Universidad de Murcia: “No se sabe cómo se van a procesar todos esos residuos, por la variedad de materiales y porque están todos juntos. La dificultad es que hay muchos residuos diferentes y que están muy mezclados entre sí, además de que hay un gran volumen, esto va a dificultar una correcta gestión de los residuos a nivel medioambiental”.
La limpieza de todos esos escombros, todos esos coches, todos esos lodos, todas esas basuras llevará meses. Tendrían que ir a por ellos todos los camiones de la basura de Barcelona y Madrid. “Lo metálico”, dice Julio Varela, “puede ser lo más fácil de recuperar, porque tiene valor en el mercado y puede extraerse con imanes”. Se habla de 120.000 mil coches que van a ir a desguaces. El principal problema son las cosas que no son metálicas. Los muebles, los sofás, los armarios, los plásticos… todo eso se terminarán triturando junto.
Hay 70 u 80 pueblos afectados, Catarroja, Sedaví, Massanassa, Benetússer, Paiporta, Alfafar… Ahora mismo no hay capacidad humana para quitar todo eso con la rapidez necesaria para evitar problemas adicionales de salud y contaminación.
Los coches se pueden recuperar como chatarra, pero incluso esta es una tarea lenta. Hay que retirar con grúa coche por coche y llevarlo a su destino. Pero hay que ver de quién son esos coches y cuál es su seguro. “No te puedes llevar esos coches a la ligera, porque cada uno tiene un dueño. Y si ya no puedes recuperarlo, al menos debes intentar cobrar el dinero del seguro”, dice Julio Varela.
El proceso de descontaminación y eliminación de cada vehículo se acredita mediante el Certificado de Destrucción, que justifica su baja definitiva en los registros de la Dirección General de Tráfico. “Todo esto no sé cómo se va a gestionar, dada la magnitud de la catástrofe”, comenta Asunción Hidalgo, Ingeniera Química. “Hay”, prosigue, “los Centros Autorizados de Tratamiento de vehículos, C.A.T. En esos sitios les quitan las sustancias peligrosas, los líquidos de frenos y los aceites del motor son muy contaminantes, para empezar. Se precisa una correcta gestión medioambiental.”
Había muchos vehículos en la zona afectada por la DANA, muchos vehículos aparcados en los dos lados de calles muy estrechas. La riada los arrastró hasta convertirlos en terroríficas torres metálicas. Julio Varela equipara la DANA de Valencia al huracán Catrina que arrasó nueva Orleans, pero en la ciudad americana se pudo evacuar antes por el mejor funcionamiento de la previsión y el aviso.
Un comentario habitual en la Zona 0 de la catástrofe valenciana es que parece un escenario de guerra. Inquieta el funcionamiento de las depuradoras de agua para los municipios. Inquieta el polvo que flota en esas poblaciones. Un polvo cargado, sin duda, de elementos tóxicos. Inquieta el amontonamiento de basuras. Los vecinos esperan que los lodos y todos los residuos orgánicos puedan ser retirados por completo antes del próximo verano. Temen que, en caso de no poder hacerlo, se multipliquen las plagas de mosquitos y todo tipo de insectos, y también las de ratas. Ahora hay basura orgánica por todas partes, como si fuera el resultado de una colosal huelga de basureros. ¿Dónde irá a parar toda esa mugre? De momento, la gente desea que se la quiten de en medio.