La limpieza de las persianas es una de las tareas del hogar más complejas y tediosas; sin embargo, existe un método con el que poder hacerlo de manera sencilla y sin correr riesgos
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A lo largo del año, una de las tareas más engorrosas del hogar es la de la limpieza de ventanas y persianas. Esto es debido a que se trata de una labor algo compleja y aparatosa, por lo que comúnmente es pospuesta más de lo debido. Sin embargo, dejarla estar durante más tiempo del recomendado no solo puede perjudicar a la estética de la fachada, sino que puede contribuir a la acumulación de moho y bacterias que reduzcan la vida útil de las persianas notablemente.
Por ello, es recomendable llevar a cabo una limpieza regular de todas las piezas de las mismas, higienizándolas por completo cada cierto tiempo. De esta manera, pese a que los periodos de limpieza son principalmente determinados por diversos factores -como la ubicación del hogar, el clima o la estación del año en la que se efectúe la tarea-, es recomendable realizar una limpieza profunda tanto de persianas como de ventanas cada 2 o 3 meses.
Cabe señalar que llevar a cabo esta labor suele resultar tedioso por la complejidad de la misma, sobre todo si se trata de persianas blancas. Esto es debido a que es una zona poco accesible, que normalmente requiere desmontar varias piezas antes de comenzar la limpieza. Sin embargo, existen algunos trucos fáciles y seguros para sanearlas tanto por dentro como por fuera en cuestión de minutos.
Para llevar a cabo una limpieza minuciosa de las persianas de manera rápida y sencilla, serán necesarios los siguientes materiales:
Pese a que la manera más típica de limpiar las persianas por fuera es accediendo a ellas desde la fachada exterior mediante una escalera, existe una manera de higienizarlas por completo sin necesidad de salir de casa. Para comenzar, abre el cajetín de la persiana. Se trata del cajón en el que se guarda enrollada la persiana, un espacio ubicado encima de la ventana.
Aunque puede resultar complejo, la mayoría de los cajetines se pueden abrir mediante una tapa superior, aunque si no lo has hecho nunca, es recomendable prestar atención, ya que posiblemente sea necesario retirar algunos tornillos en función del modelo.
Una vez abierto, baja la persiana hasta que sea posible acceder a las lamas que se quieran limpiar. Es recomendable no bajarla más de lo necesario, solo lo justo para trabajar cómodamente. A continuación, utiliza una aspiradora para retirar todo el exceso de polvo y suciedad acumulados tanto en las lamas como en el cajón si es posible acceder a él con la aspiradora. Si no es así, esta tarea se puede llevar a cabo con un cepillo de cerdas suaves también.
Tras ello, llena un recipiente con una mezcla de agua tibia y unas cuantas gotas de jabón suave -también es posible utilizar detergente líquido- y humedece un paño de microfibra con la mezcla. Frota todas las lamas de arriba a abajo, ya que de la otra manera, el agua y los restos de jabón podrían caer en una lámina ya limpia.
Es posible utilizar un cepillo de dientes viejo -humedecido con la mezcla de agua y jabón- para llegar a las esquinas u otras zonas poco accesibles. Si alguna de las lamas cuenta con manchas muy resistentes, es posible mezclar un poco de agua tibia con dos cucharadas de vinagre blanco de limpieza, el cual ayudará a desincrustar la suciedad.
A continuación, enjuaga todas las partes con un paño húmedo retirando los restos de jabón, asegurándote de que no quede espuma o restos del producto en las lamas, el cual podría dañarlas a largo plazo.
Una vez hayas limpiado toda la zona habilitada, sube o baja la persiana para repetir el método alrededor de toda la superficie de la persiana. Cuando hayas llevado a cabo la tarea por completo, baja la persiana y deja que esta seque al aire libre. También es posible recurrir a un paño seco para acelerar el proceso, aunque es recomendable dejarlas bajadas durante un par de horas aun así.
Para finalizar, cierra el cajón de la persiana una vez hayas terminado de limpiarla por completo. Si el mecanismo de abertura era mediante tornillos, cerciórate de que todos estén colocados en su sitio antes de dar por finalizada la labor.
Pese a que es recomendable llevar a cabo una limpieza profunda de las persianas del hogar cada 2 o 3 meses, es posible efectuar una limpieza algo más superficial de manera más regular. De esta manera, se evitará la acumulación de suciedad facilitando el proceso de limpieza.
Además, métodos como el mencionado previamente suponen una alternativa más segura a intentar limpiar las ventanas desde fuera o asomándose desde dentro de la ventana para limpiar por la parte exterior. Por lo que es también una gran alternativa para hogares en edificios con plantas altas.